LITERATURA: "Alisios" kepa murua

Conocía la obra de Josu Landa, pero fue en un viaje a la feria del libro de Guadalajara en México cuando pude conocerle personalmente. Creo recordar que fue hace unos años cuando hablamos por primera vez de literatura, de poesía, de libros, y fue allí en México cuando mencionó Alisios, un libro que por aquellas fechas no sabía si publicar en México o hacerlo con alguna editorial de ámbito español para que difundiera su voz entre los lectores de esta orilla.

Landa finalmente se decidió por Bassarai, cuestión que agradezco de veras, porque posiblemente esta publicación nos llevará a lectores en principio alejados de los proyectos respectivos. En otras palabras, los lectores del autor podrán conocer con este libro el proyecto Bassarai y los lectores de Bassarai cuentan desde ahora con una pequeña joya literaria de la literatura mexicana contemporánea, aunque con rasgos propios, porque tampoco debemos olvidar que Landa es un escritor que nunca ha renegado de sus raíces vascas. De hecho, fue el traductor de la poesía de Octavio Paz al euskera.

Algunos apuntes más entonces del autor. Josu Landa (Caracas, 1953) ejerce la docencia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México. Poeta y filósofo, su ámbito de investigación se centra en la filosofía de la literatura y la ética, en publicaciones como Más allá de la palabra (1996) y Poética (2002). Es autor de siete poemarios –entre los que destacan Treno a la mujer que se fue con el tiempo (1996), libro que merecio el Premio Carlos Pellicer, y Estros (2003)–, así como de Zarandona (2000) –la primera novela endógena de la diáspora vasca que comenzó en 1936–.

Pero hablemos de Alisios. Según la definición del diccionario de la Real Academia, “Alisios” es un adjetivo en plural que se refiere a los vientos alisios, que soplan de la zona tórrida, con inclinación al nordeste o al sudeste, según sea el hemisferio en que reinan.

En el libro es el viento de la poesía que se posa sobre la tierra, pues en el fondo de Alisios está lo que Nietzche propuso como “el sentido de la tierra o de la vida”, más allá de actitudes redentoras o salvadoras, porque, frente a las promesas de un dios que nos salve de todo, el autor enfrenta al hombre a los placeres y tristezas de la vida de un modo directo.

Con esta corriente terrenal no creo que Josu Landa indague en una necesidad ecológica determinada, sino que bucea en una vocación estética que coloca al hombre frente a su propio paisaje. Tampoco creo que Landa pretenda mostrar ningún tipo de credulidad determinada y mucho menos legar doctrinas a nadie.

En una primera visión, el autor abandona la creeencia en un mundo que está como está, con guerras, asesinatos, violaciones, podredumbre, etc…, pero sitúa esta reflexión en los avatares de la historia, porque a su juicio el mundo está, salvando las distancias, como antes, y el hombre se encuentra, del mismo modo, con los problemas de siempre, con los de la existencia, sólo que ahora con diferente envoltorio.

Esta visión humana responde a la rebeldía del poeta que busca en las palabras su propio diagnóstico. Una reflexión meditada sobre lo que acontece para que sea él, y no otros, el que interpete esta devastación, este caos, este vivir sin el hombre. Por eso, hoy como ayer, el poeta debe buscar, tantear, nuevas opciones de expresión poética con entera libertad.

El poeta celebra la vida y de manera humilde y solitaria canta al presente, lo conmemora, porque en la reflexión surge el valor ético de la palabra que confluye, como hemos dicho, en la alegría y el sufrimiento de los hombres.

El poeta lleva sobre sus espaldas la fiesta del lenguaje, sin renegar de todo lo que se ha escrito y dicho hasta la fecha. Pero con su personal interpretación poética, apoyándose en el paisaje anterior de la vida, vuelve a darle un sentido nuevo a lo que acontece.

En el paisaje de Alisios se vislumbra la dignidad del hombre, el poder de la memoria, la necesidad de la palabra frente al silencio. La palabra como testamento de la existencia del mundo es una de las premisas de este poemario que se presenta como un canto extenso que busca “el ser tanto dentro como fuera de uno” porque detenerse en el canto es detener el llanto para concerderle una nueva visión a la existencia.

Alisios es el viento cálido que nos salva de la tristeza y nos arropa cuando la vida seca todo lo que la tierra cosechó hasta el momento. Y el poeta, a la manera de un navegante que fija su barco en la dirección del viento, coloca las palabras en las coordenadas del mundo, acatando con sus sentidos la sed del tiempo que parece que lo devora todo: al hombre, a la poesía, a la historia, pero que finalmente no es así, porque de la misma manera que todo parece que acaba, empieza de nuevo todo.

Lo recuerda el poeta cuando dice: “nadie encuentra en la hondura lo que está en la superficie”. Pura filosofía que retrata el perfil poético de Landa.



© www.espacioluke.com | Consejo de redacción | Enlaces | Tablón