MUSICA: Cantos rodados - "La rima combustible de los auto-móviles (en el hangar del nuevo hip hop frances)" juan carlos landa
El rap es algo asi como la tercera generación del rock. Por lo menos, de la rama armada del rockanroll. Matizaciones aparte, los europeos seguimos vampirizando el planeta musical que nos oferta el escaparate anglo, desde los limites Seattle/Nueva York a los undergrounds londinenses. Y en el viejo Continente las reglas de juego viven con su propio idioma. Mientras los escandinavos continuan soñando en el barroco heavy, los más mediterráneos se conforman con la patckanka de esa segunda generation punk. Y otra via, la de esas geografias con auto-moviles, tipo La France o Germany, lo voceran en clave hip-hop. Hace quince años tuve que acercarme a las periferias parisinas para comprobar el espectáculo trepidante de Public Enemy, la vertiente más agresiva de la rima que abrasaba en los barrios yankys. Bailé con negros, asiáticos, magrebis y pocos franceses hasta que gritaron Viva la Republica de la anarquia y las razas unificaron el lema hasta la madrugada. En el metro que nos llevaba a la estacion de trenes, a eso de la siete de la mañana, comprobé que el mestizaje racial no era un imposible.
Aquellas horas de locura parisina, entre Public Enemy y sus complices, me han trasladado a las algaradas de octubre/ noviembre en las grandes ciudades de Francia. He seguido el movimiento del rap norteamericano como un espectador especial, viendo como sus protagonistas se convertian en idolos del celuloide o fraudulentos mafiosos, incluso como retaban a las candidaturas gubernamentales. Pero hay que tener en cuenta las bazas de ese ideólogo de rap gabacho, Olivier Cachir, que dice que la versión francesa no es la de un rap comunitario, que los suburbios no son ghettos a la americana, que en ellos conviven todas las etnias.............tambien lo aclara David Brooks, desde el The New York Times, testificando que el yanky joven y rebelde acaba sus pasos en la Universidad de Derecho, mientras el frances sigue peleándose la calle, a ritmo de rap y de cócteles molotov. Los acontecimientos que han actualizado a Francia muestran una juventud incandescente, que tiene fijacion con los coches, metáfora auto-movil, de su discriminacion nacional. Son negros y marrones, son franceses, pero ni siquiera han subido a la Torre Eiffel, y todas las noches se inflan a cocaina y a químicas para que algun policia borracho y racista les meta en vereda.
Desmitificando el gangsta rap, en Paris hay genios de la rima y de la inspiración, bertsolaris con dolor social, que destronan cualquier editorial periodística.(aunque reciclen su diseño) A ellos les duele una ciudad y si la queman es porque necesitan un arma frente a la discriminacion. Musicalmente son audaces, fusilan ritmos de ordenador, y su loro tiene los suficientes decibelios para convertir aquello en un after con mayúsculas. yo me afilié al decálogo del cineasta Bertrand Tavernier, y especialmente a su Racismo laboral, pero he descubierto que el rap frances es uno de los elementos del Coctel molotov, que sin musica no hay fuego. Y ya circulan por internet versiones de Djs que han canalizado ese boom, que sufrirían la censura gabacha (a tener en cuenta que Sarkozzy , el ministro de interior, ha conseguido paralizar el libro de su ex), y que mueven los estomagos de la peña con humanismo.
Mi ultima experiencia. Estabamos en un McDonaalds de Meaux, a 50 kilomeetros de Paris. En la cola, esperando para pedir happymeals infantiles y hamburguesas, llegaron cuatro negros de dos metros con su minicadena al hombro y convirtieron el
McLocal en un concierto privado de hiphop trilingue (argot francaise, english y africano). A la mañana siguiente, todas las portadas de los diarios mostraban fotos de las calles de Clichy-sous Bois. Y no estaban en su mejor momento otoñal.