MUSICA: "La Habitación Roja: sin dar lecciones a nadie" pedro r. tellería

La escena pop independiente española continúa dando frutos que –gracias a la paciencia, el tiempo y la experiencia– empiezan a ser maduros. La Habitación Roja (LHR) presentó el pasado mes de enero su quinto trabajo grande, Nuevos tiempos, para el cual han contado con la producción del prestigioso Steve Albini. La aparición del trabajo coincide con el salto cualitativo que ha supuesto para el cuarteto valenciano de L’Eliana fichar por la discográfica Mushroom Pillow.

La antesala a este cambio fue Para ti (vol. I), un maxi de hermosa dedicatoria en el que rindieron su particular homenaje al pop español de los últimos años en un proyecto cuyo título anuncia una continuación que todos esperamos. En ese trabajo, cuidadosamente ordenado de manera cronológica, recuperaban el irrepetible “Para ti” de PARAÍSO, más ese tema exquisitamente pop y narrativo de LA MODE, “Cita en Hawai”. El bellísimo y sensible “Amenazas” de LA DAMA SE ESCONDE era el tercer corte de un trabajo que se cerraba con una canción emblemática del “protoindie” español: “Mariajo”, de LOS NAVAJOS.

Curiosamente, el poderoso riff con el que arranca este cuarto tema (la m, re m, sol M, do M, Mi M, la m, y vuelta) parece ser el primer pilar de un puente cuya siguiente columna es Nuevos tiempos. En efecto, comparando el nuevo trabajo con 4, su anterior larga duración –y aunque en éste también se apreciaba con “Pesarán los días” o “Dices que no”–, esta nueva entrega ofrece una rotundidad sonora evidente desde el primer corte: las negras inaugurales en la caja de Jorge se asemejan a los latidos de un corazón que no tiene intención de detenerse hasta que termine el último de los doce cortes del álbum. Ese corazón quizá sea el de los cuatro componentes (Jorge Martí, Pau Roca, Mark Greenwood y José Marco) cuando tocan en directo. Como han reconocido en las entrevistas de presentación del trabajo, una de las razones para cambiar de estudio de grabación y productor era ésa: “Para el nuevo álbum queríamos sonar igual que en directo”, señalaba Martí no hace mucho.

Nuevos tiempos profundiza en esa vertiente sonora, potenciada además por una inteligente ordenación de los temas que favorece una escucha consecutiva que de nuevo acerca el álbum al directo. Así, tras la densa canción inicial (“Scandinavia”), con esas notas negras de ritmo obsesivo en las estrofas impares más los primeros versos, se hace la luz en “Nuevos tiempos”, un registro luminoso y optimista compuesto (casualidad) en tono mayor. “Agujeros negros” marca desde su título un nuevo descenso que se compensa en la melódica balada “Por ti”, un remanso que no elude la cima disonante de su parte central ni los contrastes entre saturación guitarrera y suavidad (arco de caja incluido) a que obliga la preceptiva del género. El cielo vuelve a despejarse con “Nunca ganaremos el mundial”, un tema más rápido de estribillo lírico, notas largas y bella melodía que también incluye fraseos instrumentales. “El eje del mal” invierte el orden y, empezando por el estribillo, anuncia un insistente ritmo en el bombo que hará que el tema avance de manera imparable, autómata, secundado por las guitarras. La voz de Jorge interpreta perfectamente a la víctima harta. El tema sirve de final perfecto para la primera parte del concierto.

Los músicos se toman un aparente respiro en “Náufragos”, primer tema verdaderamente oscuro y sicodélico del disco. La pandereta y los jadeos retrotraen a The Doors, y por fin escuchamos retumbar los timbales de José, que transmiten una atmófera infernal oscurecida aún más por el telúrico bajo de Marc (¡qué bajista!). Después, la melodía central, con su eco de iglesia, forma un extraño y eficaz contrapunto que irá creciendo mediante repeticiones sucesivas que soportan una letra también creciente que estallará con la llegada de los platillos y el verso final: “Condenado a no saber dónde está”.

A continuación, como en todo repertorio correctamente enlazado, “Gran turismo” es la anticadencia que abre de nuevo el diafragma a anhelados horizontes hacia los que huir. La rapidez del ritmo y los redobles recuerdan a THE CURE, pero LA GRANJA podía haber suscrito el riff y los fraseos durante los silencios de la voz. Sin embargo, con “Capital” se recuperan las atmósferas saturadas en lo que constituye toda una lección por parte de Marc y Jorge. Éste sabe escoger un ritmo y no soltarlo hasta la última nota de la canción. Un tema así construido siempre se individualiza del resto porque su originalidad nace desde su misma base. ¿Más detalles de genio? La escala ascendente de la melodía de Jorge en el estribillo, más la voz multiplicada y las palmas gravadas, que hacen crecer el tema hasta ocupar toda la sala en la que se escuche.

Cierra el disco “Los últimos románticos”, largo tema (comparado con el resto) que quizá incluya en su parte final los minutos mejores –y más prometedores– del disco: la espesa textura de las guitarras planea sobre el paisaje en la última parte del corte.

La generación que comenzó a hacer música pop en la década de los noventa ha sabido buscar en su biografía y en su entorno claves propias. En Nuevos tiempos, LHR amplía la visión del propio contorno visto desde la intimidad y anuncia quizá un nuevo tiempo de significado a la postre ambivalente. La base parece ubicarse en la inestabilidad emocional, en los cambiantes estados de ánimo. Así, el mensaje esperanzado de “Nuevos tiempos” (“Porque esto empieza a funcionar, la fuerza está de nuestro lado. ¿Por qué no abrimos el champán? Brindemos por los nuevos tiempos”) es amortiguado por la tan romántica como pesimista “Nunca ganeremos el mundial”. Si melancolía es añorar lo que nunca se tuvo ni se tendrá, eso es precisamente hablar del “mundial que nunca ganaremos”.

De esta forma, el disco se puede escuchar sobre ese difícil equilibrio –tan querido por la banda– entre ilusión y frustración, entre esperanza y derrotismo. Ilustra ese núcleo como ninguna la citada “Nunca ganaremos el mundial”: “Volverán los días de ingenio, el mundial que nunca ganaremos. La fuerza y las noches de miedo. Los clásicos serán siempre modernos. Eres lo único que me queda, la resistencia clandestina, defendiendo causas perdidas, romanticismo suicida”. El zarpazo que lanza el paso del tiempo también está presente en esta canción (“Aunque pasemos de los treinta y las derrotas sean eternas”), pero también desde las palabras inaugurales del disco: “No hay nada que consiga parar el reloj. Ese espejo se hace viejo y me sienta fatal”. ¿Por eso quizá esta conclusión?: “Te abrazaré hasta el final de los tiempos, seré tu piel, tus mejores momentos”.

Una posible solución a ese conflicto entre esperanza y pesimismo es la placentera “Gran turismo”. Se trata del deseo de escapar en estado puro: “Vámonos de una vez. Puede que sea el último tren”. Las referencias que, como sabrosas guindas, endulzan la canción de principio a fin hacen de ella un tema hermosamente pop. En efecto, ¿cuántas veces Titín y don Quijote han compartido canción?

Asimismo, en varias letras se hace presente un “tú” (“Scandinavia”, “Agujeros negros”, “Por ti”, “El eje del mal”) de ambivalente sentido. El amado o la amada, pero también el público o tal vez el amigo indolente cargado de egoísmo (“Capital”), dibujan un mapa de relaciones humanas en las que la inestabilidad, el narcisismo o la autocomplacencia –emociones que también saben transmitir LOS PLANETAS, con los que incómodamente se compara a LHR– sobresalen sobre otros sentimientos. De nuevo aquí, el poso derrotista y la querencia por la paradoja lúcida afloran a la superficie en un título tan relevante como “Los últimos románticos”, con el que se cierra el álbum: “Lo único que es para siempre es lo que se ha perdido. [...] Y jugamos como nunca. Y perdimos como siempre”.

Dos cortes antes, la banda valenciana ha retratado el entorno en “Van a por nosotros”: “Cambiemos de azul, tal vez de ciudad, mejor de trabajo. La vida nos atrapará sin remedio junto al mar, aún nos queda tiempo. ¿Crees que les importará que nos vaya bien o mal, que estemos vivos o muertos?”. El atolladero laboral y emocional de “la generación más preparada de España” parece retratado aquí de manera cruda y certera, apelando sin estridencias a un nosotros implícito. Con esta canción abrieron su concierto de Radio 3.

Finalmente, sin haber olvidado el registro pop de entregas anteriores, en las últimas letras de la LHR parece aflorar un mayor magma lírico en relación con, por ejemplo, su anterior entrega. El campo semántico del rojo (tan querido siempre en su grafismo) aparece en “Arde el cielo y cae el lienzo entre rojos violentos”, mientras que la propia intimidad devastada se retrata por medio de metáforas geográficas desde el título en “Agujeros negros” (“carreteras perdidas de la tierra”, “remontando ríos en la selva”, “el mundo en llamas”) y referencias cinematográficas (“diablo sobre ruedas”, “Charlton Heston, los simios han ganado”, “azul de terciopelo”).

Un tono más agradable y lúdico tiene el grato repaso –ya comentado– de los personajes que más han viajado a lo largo de la historia del cómic o de la novela en “Gran turismo”. Por su parte, el empleo de estructuras cumulativas abre también un interesante cauce de expresión: “Eres mi talón de Aquiles, un viaje al infinito, la felicidad más grande, un dolor insoportable” o “Por ti trabajaré sin contrato, dormiré en la calle al raso, seré como un gato, sabré sobrevivir”. Por último, la dicción generacional se hace presente mediante ese acervo común cuyas palabras (“el mundial”, “agosto en el FIB”, “Malasaña”, “trabajar sin contrato”...) destellan en algunas canciones. Sin embargo, quizá se eche de menos una metáfora continuada tan original como la que inspiraba “Viaje alucinante”, de 4.

Rotundidad sonora, diagrama de un mundo que empieza a ser el de una generación, íntima inestabilidad que es la del ser humano, Nuevos tiempos puede ser el disco que consagre definitivamente a LHR sin que la crítica deba recurrir a molestas herencias cercanas o lejanas (léase LOS PLANETAS o LOS SECRETOS). La explosión pop estalló hace cuarenta años en Liverpool para dar canciones y dinero, algo sobre lo que ya reflexionaba LHR en 4. Hoy que lo segundo nos parece a todos cada vez más quimérico si se desea mantener cierto grado de honradez creativa intacta, queda lo primero como acto meramente poético. Porque tampoco se trata de ir dando lecciones por la vida.





La Habitación Roja han publicado Nuevos tiempos (2005) en la discográfica madrileña Mushroom Pilow (www.mushroompilow.com), donde también se ha publicado el maxi Para ti. Su anterior trabajo largo, 4, vio la luz en Grabaciones en el Mar y Astro Discos (www.grabacionesenelmar.com y www.astrodiscos.com).

El autor ha trascrito y puntuado para este artículo las letras de LHR que se citan. Cualquier error u omisión son de su exclusiva responsabilidad.


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