MUSICA: AHOPETIK "Adiós Madrid Rock" alfonso garcía de la torre
Febrero. Otra vez en Madrid. Un frío del carajo. Encuentro tiempo y soledad para recorrer las tiendas de discos. Nadie espera, a tu ritmo y encima calentito. Contemplando el paisaje musical: grandes almacenes y servicio incompetente; restos de coleccionables en la selva de las librerías/papelerías/bazares; segunda mano con buenas ofertas; top manta bajo sospecha. Finalizo la excursión con la obligada visita a Madrid Rock, una de las mejores tiendas especializadas. ¿En qué? En todo. Discos a mansalva, variedad, buena clasificación y personal eficiente. Oasis en la Gran Vía.
El bullicio es el de siempre. Pero esta vez detecto movimientos extraños. En el primer piso bronca entre el empleado y un cliente imbécil. ¿No tenían estos siempre la razón? Inicio el descenso a los infiernos de la música contemporánea (sección privilegiada por cierto). Sorpresa en el sótano: montones de clasificadores muertos. Consigo calmar mi sed buceando entre las etiquetas de compositores desconocidos. Visto el panorama pregunto con especial delicadeza. Ya no reponemos, cerramos en un mes. En caja se respira resignación y cabreo. Una vez más los buitres acabarán con las ofertas.
Cúmulo de despropósitos.
- En este país el disco nunca se ha considerado cultura. ¿Cuántas bibliotecas, públicas o privadas, poseen un fondo decente de discos y partituras? Estamos hablando de documentos sonoros imprescindibles para el estudio y análisis.
- Maltrato por parte de las discográficas al pequeño vendedor y servilismo a las grandes superficies. Discos y berberechos compartiendo la cesta de la compra.
- Los precios siguen por las nubes. ¿Acceso a la cultura para todos? Sigue siendo complicado para los jóvenes iniciar la colección de discos. La tecnología actual ofrece soluciones rápidas y baratas; es estúpido no aprovecharla.
- Los internautas vanagloriándose de sus últimas descargas. Lógico. Por cierto, ¿de dónde sacan tiempo para oírlo todo? Los tontos aún seguimos con el ritual de la compra, el directo, la escucha... Cuando hay que pagar se valora más, pero algunos jetas aprovechan para encarecer el producto.
- La calidad del formato desciende y se impone el timo del MP3. Las empresas de electrónica aprovechan la falta de oído para intentar vender humo en miniatura. ¿Pero tanta gente hace footing? Vamos a terminar añorando el casete.
- ¿Dónde se encuentra la aldea global?¿De qué sirve la era de la información? Grandes palabras huecas. Las propuestas musicales que nos llegan ni siquiera responden a la diversidad cultural de nuestro entorno. Encima las emisoras de radio y las multinacionales recurren a programas informáticos capaces de evaluar ellos solitos las posibilidades de éxito o fracaso que posee una canción. Esto ya es el colmo. Nadie quiere arriesgar.
- El Grupo SGAE informa: desarticulada en Leganés la mayor fábrica de discos piratas. Parece la web del Ministerio del Interior. La defensora de los autores (sobre todo de los que dan dividendos) con una imagen por los suelos y sin capacidad de reacción. Soy compositor, con perdón, no recaudador de impuestos.
- Las grandes discográficas quieren mantener sus ingresos y saturan el mercado. Artistas y músicas de usar y tirar. Todo vale. Y ahora lanzan a sus músicos estrella con ridículas consignas.
- Especulación inmobiliaria en locales céntricos. La industria textil lo compra todo. La moda es el negocio del momento. Con la cantidad de copias que venden habría que darles varios discos de platino.
¿Seguimos cantando verdades junto al barquero?
Parece mentira. Visto el ambiente que reinaba en Madrid Rock pensaba que la crisis no les iba a afectar. Me imagino que los de siempre volverán a lanzar sus consabidas quejas contra la piratería. Confirmado. Al día siguiente la prensa titula las circunstancias del cierre: La piratería mata un mito musical. Falso. Curiosamente los datos los da el propio periódico: 80.000 títulos en venta, 1.000 clientes diarios y 24 años de historia. Casi nada. Guardaré como recuerdo el ticket y la bolsita de plástico.