Hoy más que nunca algunos pretenden que la música sea solamente un negocio. Aunque sea de mala educación señalemos con el dedo a la industria discográfica. La estrategia está montada.
a) Convencer a todos de que la edición de un disco es la máxima meta a la que debe aspirar el músico. Estudio de mercado es fijar el destinatario, un grupo social con suficiente poder adquisitivo como para rentabilizar rápidamente el producto. Este será el objetivo número uno del productor. Arriesgar, promover o fomentar la creatividad son palabras ajenas a su vocabulario.
b) En los medios de comunicación se libra la primera gran batalla. Veloz gira por platós de radio y televisión: no hay peligro, las preguntas siempre serán las mismas y las respuestas también (todo está pactado y bien pagado). Buscar el mayor impacto en el mínimo espacio de tiempo (lograr un hueco en el telediario es la gloria). La continua aparición en los medios y la cantidad de gomaespuma microfónica siempre nos revela que la estrella está intentando vendernos algo.
c) Poner especial énfasis en las circunstancias que rodearon la gestación del disco añadirá un valor extra: tiempo invertido, fuentes de inspiración, anécdotas, grabación en un estudio anglosajón (con pedigrí)... Imprescindible recordar los orígenes humildes y el compromiso con la actualidad: el texto subversivo de alguna de las canciones, comentar la situación del mundo, destinar parte de la recaudación a una oenegé (evitando la donación anónima, que se sepa).
d) Con los malos tiempos que corren para el negocio es pertinente la denuncia contra la piratería que tanta pupa nos hace (¿a todos?). Mostrar preocupación por los profesionales del sector, el pobrecito compositor, la pequeña tienda de discos, la explotación que sufren los del top manta, etc. (y esto lo esgrimen sin rubor los multimillonarios de la música).
e) Intentar enganchar a los más escépticos. Ondear una bandera de conveniencia etiquetando la propuesta como joven, auténtica y alternativa (siempre vende). Mentar las nuevas tecnologías musicales como paradigma de la modernidad o presumir de un sonido más acústico como si fuese sinónimo de pureza. Incrustar siempre el mismo adjetivo: nuevo sonido, nuevo estilo, nuevas versiones,... El objetivo es alimentar con tópicos el verbo de la crítica supuestamente especializada.
f) Finalmente exprimir al máximo el artículo engendrado. Primero el grupo, posteriormente el cantante emprenderá carrera en solitario, se continuará con el reencuentro... y a seguir ganando dinero después de muerto. Las antologías y los recopilatorios siempre funcionan, sobre todo ahora que la población envejece.
Estos son algunos de los patrones que se repiten constantemente, provocando una exasperante monotonía. Parece que ahora las cosas están cambiando (tal vez la aparición de Internet haya sido una bendición para la música, un soplo de aire fresco; pero surgen nuevos tiburones dispuestos a sacar tajada). Afortunadamente la música seguirá siendo algo más que todo esto.