Como libro de cabecera devoro estas noches Experimentos con la verdad de Paul Auster. Antes había leído la compilación de textos radiofónicos reales Creía que mi padre era Dios. Ambos tienen un hilo conductor idéntico a pesar de que la autoría no es la misma. La idea de que la vida tiene algo, una sustancia, un componente, una cadencia caprichosa que se nos escapa al entendimiento (a Auster le ocurre), y que la mayoría llamamos coincidencia, casualidad, azar.
Textos, anécdotas, chistes curiosos en medio de una cena de amigos, que después de leerlos todos juntos me digo: No puede ser coincidencia, todo esto no puede ser una cuestión de suerte. Tiene que haber algo más. Y ese algo más, esa racha de viento caprichosa que dirige nuestros actos sopla muchas más veces de lo que creemos.
Dicen que tan sólo necesitamos seis pasos para relacionar una persona con otra totalmente desconocida o que el aleteo de una mariposa en Pequín puede ocasionar un terremoto en San Francisco. Pueden ser leyendas urbanas, teorías caóticas, misteriosas formas de explicar algo que simplemente ocurre. No sabemos porqué pero ocurre.
Hace pocos días estuve en un concierto en un amplio recinto con miles de personas más. En un descanso entre grupo y grupo, fui a por algo de beber y en el camino me encontré con una persona. Es periodista deportivo especialista en baloncesto y me sonaba de coincidir con él en partidos y ruedas de prensa pero había olvidado su nombre. Sin embargo, viéndole repasé al resto de periodistas que conocía de ese entorno y me acordé de J. No había recordado su nombre desde hacía casi un año cuando dejé de trabajar en deportes. Terminó el concierto y a la tarde siguiente de camino a casa puse la radio en el coche. Era domingo y no había más que deporte. Retransmitían en una emisora el partido del Bilbao Basket. y el Ciudad de Huelva. El locutor, también conocido para mí, radiaba el encuentro con la habitual tensión de un encuentro de esas características, cuando, ya prácticamente acabado, dijo: Si me permiten me gustaría dedicar esta victoria a J. un amigo y colega que hace ahora un año estábamos juntos cubriendo estos Play off y que ahora ya no está entre nosotros.. y casi con la misma facilidad con la que lo dijo siguió narrando los últimos instantes del partido. Y así, en menos de veinticuatro horas recuerdo a una persona y me entero de que está muerta. Casualidad. Puede que sí o puede que no.
Todos vivimos entre estos aleteos de mariposas pequinesas sin que podamos hacer nada. Las nombran para explicar un caos y lo que provocan (al menos muchas veces) son situaciones inexplicables ero perfectas desde que empiezan hasta que acaban. Por eso despiertan tanta admiración. Un hecho perfecto y asombroso sin que haya tenido nada que ver (conscientemente). Yo invito a todos los que lean esto de alguna u otra forma a que estén atentos a esta rara especie de insecto exótico que orienta nuestras acciones hasta hacerlas únicas. Si lo encontráis contádmelo.