nº 50 - Mayo 2004 • ISSN: 1578-8644
Chemin de fer
"Querida Filo"
ana santos
Querida Filo,

la primavera ha llegado ya a nuestras vidas y tú sigues ausente. Hace más de un año que marchaste, antes de la primavera, tal y como decía mi poema.

Algunos domingos olvidamos que no estás y esperamos ansiosos tu voz oscura y rota al otro lado del teléfono. No es fácil acostumbrase a vivir sin tu cordura, sin tu actitud crítica, sin tu locura última. No es fácil saber que no volverás a mirar el mundo con la intensidad gris de tus pupilas. Gris tu cabello, no lo conocí nunca de otro color. Gris tu humor, casi hasta el final, casi, porque la sonrisa regresó en los últimos años con la certeza de la muerte. Gris ceniza, tu mirada flecha clavada en la niñez que me sustenta.

Sabes, que desde hace años me aferro con fuerza a los barrotes de estos cuadernos de cartoné para frenar el ímpetu de los sentimientos, para descansar de la cansada existencia que, a veces, nos revela la tormenta. Registro mis impresiones sobre las obras que otros crean buscando en ellas el contrapunto lírico de una escritura que hace tiempo olvidó la promesa del azul. Las palabras capturan con obstinado fervor los momentos en que fueron escritas. La verdad creada en esos instantes ¿a quién pertenece?, ¿qué fecha de caducidad tiene?

No, no es fácil olvidarte cuando pasan tantas cosas y necesito que tú me las sigas explicando. Porque el mundo sigue siendo gris, como las chimeneas, como el mar de invierno, como tu mirada ausente.

Querida Filo, se hace tarde y la vida insiste en arrebatarnos el silencio, no quiero volver a despedirme, prefiero, si no te importa, esperarte en el balcón de las adelfas, con tres o cuatro años, con muchas menos pecas y con todas las preguntas aún por contestar.

Un beso desde este sur, Ana.


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