En las últimas páginas de Le journal intime, Béatrice Didier realiza una encendida apología de los diarios y dietarios. Piensa la ensayista francesa que, despojado de cualquier discurso introspectivo, el diario puede convertirse en receptáculo de todo tipo de escrituras, siendo para un escritor lo que un cuaderno de croquis para un pintor: un texte engendrant d´autres textes, una genèse permanente. Considera Didier, por otro lado, que, en última instancia, el diario es ya válido en sí mismo como simple ejercicio de escritura y que, consecuentemente, resulta de gran utilidad en periodos de creatividad bloqueada o limitada.
La conclusión de Didier es muy medida en lo teórico por más que sea cálida en su carga retórica y expresiva. Deja muy claro que el único diario o dietario que puede considerarse positivamente es aquel que se ha despojado de las habituales jeremiadas tardo-adolescentes que todavía expurgan muchos animales de pluma y que, en cualquier caso, los diarios forman parte de un a modo de escritura provisional cuya necesaria solución de continuidad es abocarse al poema, al relato, a la novela o al ensayo. Y todo ello aún cuando reconozca su valía como elemental ejercicio disciplinario.
Dejando aparte la virtualidad o no del diario como elemento catártico de un yo problemático, asunto más propio de la psicología o de la psiquiatría sobre esta cuestión también tiene excelentes páginas el libro de Didier- , habría mucho que hablar acerca de la provisionalidad de esta escritura particular.
Así, por ejemplo, ¿ no podría considerarse a los diarios y dietarios como formando parte de un género literario no necesariamente provisional, singularizado precisamente por su carácter abierto tanto en las formas como en los temas?
La respuesta a esta pregunta, al trascender el ámbito de lo experiencia literaria - el de la relación íntima entre un/a autor/a y un/a lector/a - para incurrir en un sistema clasificatorio externo, parece precisar de un punto de vista también externo, como, puede ser el de la sociología de la cultura. Pierre Bourdieu en Las reglas del arte Génesis y estructura del campo literario, ha defendido que se convierte en género literario aquello que es admitido en el espacio literario gestionado en cada momento histórico por la crítica, las editoriales y los autores de referencia.
Si esto es así, no parece que la escritura inter-genérica de los diarios y dietarios goce, en estos tiempos, de una excesiva aceptación entre estos tres gestores del espacio literario, dada la poca atención que se le presta salvo con un carácter complementario de otras obras de género suficientemente delimitado. Ah, les journaux! Oeuvres minoritaires, minorisées, oeuvres minables!