Esta frase extraída del libro Llámalo X de Marinnella Terzi pone en evidencia una de esas verdades universales que forman el poso de nuestras convicciones. No es fácil en el mundo actual abogar por la solidaridad, ni muchísimo menos exponer la otra mejilla porque suelen tomarte por majadero, idiota o bufón, persona de pocas luces a la que se puede pisotear sin miramiento. No obstante, todavía existen los que creemos que los otros son los raros, los que creen que valiéndose de la fuerza bruta pueden dominar el mundo. Sabia naturaleza humana...la ley del más fuerte.
Sin embargo, a veces te encuentras con libros que dejan mella en tu interior y que abogan por enaltecer las relaciones humanas, como ocurre con éste, relaciones que en ocasionen suponen un crecimiento interior para ambas. En este caso la relación especial que se establece entre una alumna y un profesor muestra hasta qué punto puede cambiar nuestra apreciación de la realidad, del mundo que nos rodea si somos capaces de mirar al otro lado del espejo con los ojos bien abiertos. Carla es una adolescente más, marcada por las insatisfacciones y los problemas obvios de su edad. Su mundo se desmorona: ya no es suficiente que sus padres no le dediquen el tiempo necesario, ahora es su propio hermano, al que ella ve como su apoyo incondicional en los avatares diarios, quien decide marcharse a Nueva York para probar suerte como pintor. Su marcha termina por exasperarle, justo en un momento en que necesita su apoyo incondicional....Tampoco sus amigos llenan ese vacío anodino que dirige su vida. Hasta que aparece un nuevo profesor en el instituto. David supondrá un revulsivo hacia el mundo exterior. Él conseguirá que despierte de ese letargo común de muchos adolescentes, que no sienten apasionamiento, que no quieren aprender porque nadie es capaz de mostrarle que tras cada descubrimiento que hacemos nos vamos aproximando a la madurez: nos volvemos más sabios, más fuertes, y sobre todo más ávidos por descubrir lo que nos depara cada día el lento camino de la vida.
Pese a que a la autora reelabora el libro en base a una película El club de los poetas muertos con la consabida propuesta a Carla para formar un club, una pandilla de amigos como quiere hacerle creer el profesor; el argumento no se queda en mera anécdota sino que ahonda, bifurca el contenido; para mostrar la relación de sus padres, hablar de los problemas y acomodos que vive Sergio en Nueva York, y que nosotros conocemos a través de los e-mail que se escriben los dos hermanos, e incluso los sentimientos humanos como el amor para mostrar cuán importante es la amistad, el reconocimiento que cada cual hace de sí mismo y del otro, la importancia de valorar al prójimo sin prejuicios. ..
Marinella Terzi, editora de Barco de Vapor, traductora de autores de prestigio como Michael Ende y escritora, muestra en este libro como una adolescente intuye lo importante que es apreciar en su justa medida a todos aquellos a los que queremos, reconocer que pese a que nos echen una mano somos nosotros quienes escogemos impresionarnos. La realidad es enigmática, todo lo que nos rodea se graba en nuestra memoria. Muchas veces despreciamos lo que no conocemos o preferimos que no se nos moleste porque es mucho más incómodo aprehender la realidad por nosotros mismos que dejar que sea ella misma quien se nos asome en el camino. Si nadie nos enseña a aprender a pensar, la realidad se vuelve esa masa amorfa que nos impide avanzar, y nos hace débiles. Por eso necesitamos grabar una y otra vez nuevos datos en nuestra mente, apropiarnos de las cosas, aprender a vivir, en definitiva.
Con este libro Marinella Terzi enseña a los adolescentes a no desmoronarse ante la inseguridad diaria, a buscar respuestas continuas a los problemas, a apreciar a quienes les enseñan no ya como profesores, sino como seres humanos. El libro además pretende mostrar a los alumnos algunos hitos de la cultura actual ( autores teatrales como Brecht, pintores como Ursulo, poetas de prestigio reconocido, cífrese Benedetti o Kavafis e incluso películas como la de El hombre sin rostro o la que sirve de punto de arranque del argumento para propiciar una relación más profunda entre los adolescentes y su profesor. Es por lo tanto interesante como apasiona a la adolescente todos los hitos culturales que va conociendo. Carla sabe escuchar como nadie, como la propia Momo. Muestra poco a poco avidez por aprender, una curiosidad innata, y es esa inestimable capacidad por aprender lo que consolida su relación con el profesor.
Al final será su propio hermano, quien inste a Carla a escribir un diario interior con todas las experiencias vividas durante ese año. Ahora que el profesor se ha marchado, y pese a su tristeza, ella se marcará como reto esta escritura íntima, en un intento último por realizar ese viaje al interior de nuestros sueños, ese viaje revelador a Itaca que le servirá para descubrir la importancia que tienen los hechos y personas trascendentes en este caso su amor hacia el profesor- para conocerse a si misma, desvelando cada uno de sus íntimos secretos en una escritura impulsada por su sentimientos y sobre todo por la apreciación subjetiva de todo lo vivido.