La imagen sin interpretación sin un lenguaje interno, expresivo, que la traduzca impacta solamente la epidermis: no deja huella ni nos transforma.
La palabra es una de las últimas adquisiciones en nuestra escala evolutiva y nos convirtió en humanos. Las palabras otorgaron profundidad a nuestra mirada y permitieron construir nuestra dimensión.
La escritura fue la forma de domar el lenguaje.
Cuando la palabra se arrincona y se da el protagonismo a la mirada (la imagen), se garantiza el empobrecimiento: la regresión del individuo y de la especie humana.