Paradas Amorosas de Jacques de Decker
Bassarai Ediciones, Noviembre de 2004
Jacques de Decker puede considerarse un novelista, como así lo indican La Noria, El vientre de la ballena o Paradas amorosas. Pero también se perfila como un autor dramático, como atestiguan media docena de piezas, desde Petit matin hasta Magnolia, o un sinfín de adaptaciones teatrales, de Shakespeare a Hugo Clauss. También es traductor, crítico de Le Soir, secretario de la Academia Real de Lengua y Literatura Francesa de Bélgica y autor de numerosas reflexiones sobre la literatura belga contemporánea, como La brosse à relire. Su último libro, Tu nas rien vu a Waterloo (2003), nos revela también a un estupendo narrador de relatos. Jacques de Decker es, ante todo, un escritor de su tiempo y de su país, y al mismo tiempo un maestro de lo humano y lo universal, porque en sus libros cada lector se siente parte de la historia.
Así pasaba en La noria, una novela que esbozaba una imagen conmovedora de la gente de Bruselas y así pasa con Paradas amorosas, la última novela publicada por Bassarai Ediciones, donde esboza un retrato de la sociedad de los Países Bajos con el pretexto de las paradas vitales que nos sumergen intensamente en el amor y en la vida, una vez que pasan los días sin darnos cuenta.
Gilbert es un joven soltero de cuarenta años que trabaja como profesor de literatura con unos estudiantes a quienes la literatura les importa bastante poco. Su vida, por otra parte, tampoco es demasiado emocionante, al menos en apariencia. Cumple con su trabajo y de vez en cuando reflexiona sobre su presente y su pasado, mientras prueba las mieles del amor en sucesivas experiencias sin compromiso.
Jacques de Decker esboza entre las clases de literatura del joven profesor su vida. Las historias de amor y amistad, interrumpidas, discontinuas, refieren una realidad social que sumerge a los protagonistas en las contradicciones familiares y laborales inevitables. La realidad avanza frente a un pasado que es difícil que retome su pulso.
Entre viejas cartas y recuerdos, que hablan de la pasión que la adolescencia ha olvidado por el camino, las paradas sentimentales de Gilbert son de muchas clases. Y es que cada encuentro es una conquista, un rechazo, un hito en el que el gusto por la vida, el placer del momento, y el miedo de vivir o la dificultad de comprometerse de lleno están presentes en partes iguales. Gilbert no sabe bien si, en este juego que lo sobrepasa, ha encontrado su madurez, su libertad, su rasgo definitivo, hasta que un día comienza a sentir un nuevo compromiso que le llevará a cambiar sus sentimientos e ideas.
Paradas amorosas está tejido con el hilo de los días, de un tránsito, de una cuarentena y, quizá, de un embarque hacia la tierra prometida. Tras La Noria, donde ya habíamos apreciado el agudo sentido de lo cotidiano y el arte del matiz a base de pequeños toques, he aquí la novela posterior de Jacques De Decker que ante todo descubre al lector una ternura magistral y una escritura hipnótica que le atrapa hasta sentir las interioridades de los personajes como si fuera parte de la propia la novela.