De una materia deleznable fui hecho, de
misterioso tiempo
Jorge Luis Borges
Decía Charles Dickens que hay un estado entre el sueño y la vigilia, en el que el hombre se hace una ligera idea de las poderosas facultades de su mente, de la capacidad que esta tiene para saltar fuera del tiempo y del espacio.
Esta misma madrugada, en ese estado incierto de somnolencia, he soñado que el tiempo, mi tiempo, es cuando sudo arte.
Convencido de que esta vez sí conseguiría reconstruirme, me he puesto frente a la cámara y he gritado, he amputado mis miembros, he buscado en el desnudo la metáfora de la existencia, he mirado sin miedo mi reflejo en el objetivo, he buceado en un vaso vacío, he cincelado el espacio.
Pero esta nueva incursión en lo desconocido que me habita se ha vuelto a revelar inútil. Una vez más, entre la cámara y mi piel se ha interpuesto el muro de espejos cóncavos y convexos que me transforma en los otros, en los que quise ser.
Yo? yo? yo? yo?
miles de madrugadas anamórficas, como la de hoy, me han devuelto a lo largo de los años fragmentos de la materia con la que fui creado. Fragmentos de tiempo vencido cuyos troqueles no terminan de encajar.
Yo, yo, yo, yo, yo, yo
solo soy lo que no encuentro.