Inútiles los objetos de arte que se amontonan en los espacios públicos y privados. En las casas particulares bajo el pretexto de un viaje al conocimiento o una experiencia ligada a la biografía de su propietario, los objetos se exponen con una consideración fría que con el paso del tiempo se cargan de polvo, descubriendo la inercia y la repetición de las cosas que se integran en un decorado. ¿Están todavía ahí? ¿Recuerdas el nombre de sus autores? Objetos de familia que no representan más que a la familia. Pinturas de domingo, candelabros, joyas, grabados, esculturas seriadas, dibujos a lápiz, a pastel, a carboncillo, una acuarela. Objetos inútiles que se colgaron en las paredes, cosas inservibles que se dispusieron sobre las mesas como recuerdo de la historia que nos tocó vivir en un espacio determinado. El espacio lo diluye todo. En los museos y galerías, los cuadros y las esculturas muestran el significado de la belleza para reproducir un itinerario de la condición artística que impide gozar con recogimiento de una experiencia estética inevitable. Entre el objeto representado y la mirada que lo sustenta de nuevo pese al paso del tiempo, existe una distancia, un espacio, que reconvierte en inútil cualquier cosa que se coloque entre medio. ¿No estaremos en realidad hablando de un arte que justifica el entretenimiento de una capa social diletante necesitada de cualquier artificio para que el arte representado sea vital desde el punto de vista del conocimiento o del gusto elaborado tras los pasos de una teoría ligada a la inutilidad de las palabras y los objetos? La experimentación artística, las instalaciones efímeras del arte contemporáneo lo avalan desde el momento que los mismos artistas hablan de proyectos instantáneos con materiales de deshecho o intercambiables en cualquier momento. Podríamos por tanto hablar del arte inútil que adormece el pensamiento porque adorna la superficialidad de toda existencia grupal donde las señales del individuo se deben reinventar a menudo para que su consistencia se declare útil. Quizá al pregunta sea una: ¿Por qué tiene tanto valor el arte que se multiplica con tantos objetos sin valor previo ni funcional, siendo como es inútil ahondar en su secreto para la existencia humana?
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