Los cien mil genes que componen el genoma humano están ya detectados. Lo difícil y complicado reside ahora en hallar sus combinaciones y propiedades, pues sólo así será de alguna utilidad haberlos desvelado.
Este hallazgo es, en principio, libre y público, por lo que cualquier investigador debería tener acceso al mapa genético. Pero la información sobre las combinaciones y propiedades que puedan afectar - ¿ y cuál no? - a la salud humana, es previsible que acabe en manos privadas ya que manos privadas habrán sido también las que se habrán preocupado de obtenerla. El negocio es, en este punto, tan previsible como de dimensiones incalculables.
Hasta aquí todo está claro. Pero hay muchas zonas oscuras. Y no ya por las implicaciones legales que la futura biotecnología pueda determinar, o por las transformaciones de la práctica médica que venga a suponer. No. Las zonas oscuras están de otro lado.
Están del lado de la psicología y de la sociología. Y también del lado de la filosofía. Por ejemplo, la puesta en práctica de modificaciones genéticas ha de activar, sin duda, el replanteamiento de muchos problemas que, aún hoy, se manifiestan con singular virulencia. Así, la cuestión de la identidad individual y colectiva. Por que, ¿ cuál es la identidad de un individuo modificado genéticamente? O, ¿ a qué grupo, clase o estamento pertenece?
Y, además, están los asuntos de más hondo calado teórico, como la cuestión de la caracterización de lo social. En este sentido,¿ se podrá continuar manteniendo, como decía Durkheim, que lo social es lo que no es lo inorgánico y dentro de lo orgánico lo que no es biológico ni psicológico ?
Filosóficamente, la cuestión de la previsible prolongación de la vida humana y la posibilidad de la elusión de muchas enfermedades darán una vuelta de tuerca al tema de la muerte - el prime time de lo filosófico desde Platón - y al de la vida misma: a las tradicionales preguntas del tipo ¿ de-dónde-venimos-a-dónde-vamos? se sumarán otras que apuntarán al sentido de este cada vez más largo camino.
Así que filósofos(as), psicólogos(as), sociólogos(as) y otras gentes del ramo deberían ponerse las pilas y comenzar a darle vueltas a todo esto antes de que sea demasiado tarde.
Y, entre tanto, no vendría mal que algunos escritores, de esos que los anglosajones clasifican en la sección de Fiction, se dedicaran a explorar literariamente estos aspectos, para ofrecernos, por lo menos, un mapa provisional de lugares posibles de humanidad.
Quizá, si así fuera, podríamos llegar a tener en el futuro algo que sirviera para responder a la pregunta ¿ Es humano?