Palabras Hitzak es un título de letras que sin embargo se descifra a través de la pintura. La clave está en la exposición que de la última obra de
Helena Sotelo ofrece la galería DV a partir del 24 de Octubre. Son cuadros que nacen al amparo de las bibliotecas y los papeles, o lo que es lo mismo, de uno de los temas y algunas de las técnicas de parte de su producción anterior.
La exposición está concebida en palabras de su autora como un homenaje a la literatura, pero semejante descripción no hace sino reducir a un simple ejercicio escolar un trabajo de honda envergadura. La pintora se esconde así en las palabras escuetas, se oculta al explicarse. Y sin embargo, esa parquedad oral da pie a un universo de múltiples significados a través del lenguaje pictórico que surge, se sustenta en la letra como reflexión y como materia.
Guiada por una belleza formal, que nacerá de la armonía de colores y formas resultantes, Helena Sotelo trabaja sobre la literatura, sobre la fisicidad de la literatura, papel sobre papel, papel sobre lienzo, tinta sobre tinta, tinta sobre papel. Helena Sotelo pinta cuadros que albergan la escritura de su canon personal y escribe un libro que es una exposición de sus lecturas, de sus pinturas.
La pintora pinta sobre Beckett. Literalmente. Todas las páginas de Esperando a Godot conforman el estambre sobre el que se alzan los pigmentos que urden un tríptico, en cuyo cuerpo central se observa una chimenea que invita a la lectura. Otra de las composiciones mantiene cautivas a todas las cuartillas de Compañía, texto en la que el protagonista, alguien con un nombre de H aspirada , se inventa a sí mismo para hacerse compañía.
Quien contempla se observará buscando las palabras, los significados, los mensajes del dublinés ocultos tras la celosía de la pintura de Helena Sotelo: la necesidad de ver/leer lo que está cautivo, una pulsión irresoluble, como la necesidad / imposibilidad de comunicarse entre los personajes de quien fuera amigo de James Joyce. Y quien observa se sentirá como nos sentimos frente a los libros, frente a los cuadros, en compañía como el título -, y solo, - como la última palabra de este intenso texto de Beckett.
En las composiciones de pequeño tamaño, el significado es más liviano: destaca el gusto por las formas de la tipografía y el tacto del papel. Sobre fragmentos escritos por Max Frisch, Musil, Butor, Modiano, Saizarbitoria...se aplican tintas diáfanas de amor a los libros. Los textos se leen, se muestran, se exhiben bajo una vidriera de colores que los realza y el resultado es otra realidad, una figuración que se sirve de la escritura para resolverse formalmente.
Vemos imágenes que contienen citas acerca del significado del arte o a Proust engarzado y exhibido entre grises y verdes: Nous sommes tous obligés, pour rendre la réalité supportable, d´entretenir en nous quelques petites folies. Un trabajo artesano que da tiempo a que la meditación se abra paso por entre los canalillos del cartón. Recuerdos y traviesas para la composición Le plat pays : un recuerdo de Bélgica uno de los paisajes de la infancia - en frases de Jacques Brel. Y la constatación de la disposición iconográfica de la poesía en un poema de Prevert que describe una imagen atrapada y sin tiempo, como en los cuadros.
De esta confluencia de pensamiento y arte que es la obra de Helena Sotelo surge de manera pausada, un poema cuya raíz nace en uno de los lienzos de la exposición y se extiende y se enreda por toda la sala: ¿Y después del arte qué? interrogación extraída de El hombre sin atributos de Musil y que la pintora no contesta.
Y es que ante tanta propuesta vana en el mundo de la cultura, es ésta una pintura que propone sus aciertos desde la discreción y la solvencia: observad, leed, mirad. No os sintáis solos, sentid la compañía.
Como en los cuadros. Como en los libros. Como en esta exposición donde se es cómplice de cómplices. Seguid leyendo, recordad, contestad, ¿ Y después del arte qué? Después del arte quedamos nosotros mejorados.