El marciano conocido por el nombre de Boris Izaguirre pisó recientemente tierras mallorquinas con el propósito de potenciar la vida operística isleña. Invitado por la Asociación de Amigos de la Ópera del Teatro Principal, Boris comentó trama y música de Madame Butterfly a su extraterrestre manera. Albergando muy consistentes dudas sobre quién promocionaba a quién, si Boris a la ópera o ésta a él, constatamos, sin embargo, que salvo que a los puristas se les ocurra una idea más eficaz y disparatada, el rey de la irreverencia y el exhibicionismo televisivo resulta bastante más convincente cara al gran público, sobre todo juvenil- que esas convencionales campañas publicitarias a las que estamos acostumbrados, campañas que desde una perspectiva culta convierten al género en una categoría musical tan soporífera como minoritaria. Si consideramos la ópera como género, magnífico espectáculo aglutinador de dramaturgia, escenografía, música, canto y danza, resulta incomprensible cómo frecuentemente sólo unas pocas filas del auditorio o teatro en cuestión son ocupadas con el debido fervor. Al menos en lo que a Mallorca respecta. Remitiéndonos a los hechos, una hora antes del estreno de M. Butterfly, aún era posible conseguir entradas perfectamente asequibles en cualquiera de las taquillas del Auditórium. Semejante desinterés sólo es achacable a una pésima promoción, no de esta obra en concreto, sino del género como tal. Boris, descarado e incalificable, invitado y promotor de lujo por el mero hecho de haber afirmado en una entrevista su pasión por la ópera (¡qué fácil lo tienen algunos, señor, señor!) nos animó la tarde con las siguientes perlas, ni tan ingenuas ni tan manidas como hubiera cabido imaginar:
Cio Cio San, ante el rechazo de Pinkerton, tiene una actitud escasamente feminista. Tiene un punto de sumisión que mis amigas no pueden comprender porque hace años que fue superado. Sin embargo para mí es la heroína por excelencia del siglo XXI, porque ella ya no cuestiona su independencia ni su feminidad. Cio Cio San es fuerte porque se niega a abandonar sus creencias, sus tradiciones y su cultura.
La relación entre un oficial de marina estadounidense y una geisha tiene mucho de actual. Quizás Aznar acabe siendo la geisha de Bush, que acabará gritando, Jose Mari, Jose Mari, no me abandones Bromeó- Yo empecé a disfrutar de la ópera cuando escribía los guiones de La dama de rosa; uno siempre comienza a conocer el género con Verdi o con Puccini. Yo elegí al segundo porque es mucho más glamoroso y refinado. Sin embargo creo que tras su elegancia se esconde un hombre profundamente político, muy dado a tratar temas de calado
Madame Butterfly se enfrenta al cambio profundo de Occidente adelantándose a lo que más tarde ocurriría con Hiro Hito, que dejó de ser una deidad para ser una persona. El suicidio de Cio Cio es en realidad el final de una civilización
La ópera es el espectáculo que encierra en sí todos los espectáculos. A mi juicio sólo es superada por los toros, que también tienen música, arte, tragedia y desenlace visible
Cio Cio San es tan buena comunicadora como Teresa Campos, pues nos hace creer su verdad. Su religión es Pinkerton, su verdad, el amor y la creencia absoluta en él
Entre aria y aria de Puccini, Boris tuvo tiempo para repasar la situación política de su país:
Siempre olvidamos que EEUU ha querido crear diversos Iraks por todo el mundo. La actual Venezuela es una república bananera controlada por la CIA. Pronto tendré que ir a por mis padres porque ellos ya no pueden vivir allí. Si España participa activamente en esta guerra, pronto será una franquicia de Mac Donalds y Disney World. Y es más inteligente llegar a esta reflexión a través de Puccini que a través de un debate parlamentario.
Simpático, guapetón, polémico y amante de la ópera; esta es la última cara que el polifacético Boris tuvo a bien mostrarnos. Por lo que a mí respecta, fue un placer, Izaguirre, un auténtico placer.
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