Han cerrado un periódico, Egunkaria, el único diario que se publicaba en lengua vasca. El juez Juan del Olmo, de la Audiencia Nacional española (un tribunal especial que sólo atiende delitos financieros, de narcotráfico o de terrorismo) ha clausurado el periódico porque considera que su estructura empresarial está relacionada con la organización terrorista ETA. Y al mismo tiempo ha procesado a diez directivos de la empresa, ha bloqueado todo tipo de cuentas corrientes, incluidas las de directivos fallecidos hace años o las del presidente de honor del Consejo de Administración, un peligrosísimo anciano de 82 años.
Las detenciones de los encausados vivos (el proceso es un tanto singular, ya que se basa en documentos en manos del Ministerio del Interior español desde hace diez años, por lo que también hay encausados fallecidos) se realizaron a las cuatro de la mañana, con nocturnidad (evidentemente) y alevosía, es decir a traición y sobre seguro, como define esta locución adverbial el Diccionario de la Real Academia Española. A traición y sobre seguro, porque los detenidos son ciudadanos que ejercen una actividad pública, con residencia conocida y sobre quienes no hay sospecha de fuga.
Estos diez peligrosos delincuentes (todos ellos, con edades superiores a los 45 años, y entre los que se encuentra un enfermo de espondilitis anquilosante con necesidad de medicación especial diaria, medicación que no le permitieron coger en el momento de la detención) han estado incomunicados por lo menos cinco días. Este último, el enfermo, se ha autolesionado ante el maltrato evidente que le estaban infligiendo. Y otro de los cuatro detenidos que han sido puesto en libertad provisional ha denunciado torturas. De los otros seis (entre los que se encuentran un franciscano y un jesuita reconocidos tanto por su labor a favor de la cultura vasca como por sus posiciones en contra de la violencia de ETA), permanecen en prisión preventiva (sic).
Y, por supuesto, el periódico permanece cerrado y más de cien trabajadores (100) sin puesto de trabajo ni explicación pertinente por parte de la las autoridades judiciales sobre su futuro laboral; además de los miles de lectores afectados por el cierre de su periódico. Todo ello a partir de unos indicios que otro juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón conocido por sus instrucciones en las que vincula a ETA con toda la izquierda nacionalista vasca-, rechazó por faltos de consistencia y coincidentes con la documentación que este magistrado había utilizado en el proceso de clausura de otro periódico, Egin, hace cinco años. Por cierto, este proceso se mantiene sin resolución definitiva. Bueno, definitivo sí hay algo, el cierre del periódico.
Este es un pequeño panorama para los lectores de LUKE que no sean del País Vasco de lo que ha ocurrido en torno al cierre del único periódico en lengua vasca. En otros lugares del mundo, la información sobre los crímenes y las extorsiones de ETA es frecuente, pero otras noticias relacionadas con lo que por aquí ocurre tienen muchísima menos cobertura. De ahí esta referencia en una sección dedicada habitualmente a otras reflexiones.
Por último, algunos apuntes. Las autoridades españolas vinculan a Egunkaria con ETA. En uno de sus últimos números (16 de febrero) se recogía una entrevista a doble página con el filósofo Fernando Savater, amenazado por ETA y conocido por su lucha contra la organización terrorista; y en el último número, del jueves 20 de febrero, aparecía en portada y en páginas interiores otra entrevista con Imanol, cantante vasco amenazado por ETA. Muchos escritores vascos que escriben en lengua vasca y que han rechazado públicamente a ETA (como Bernardo Atxaga) colaboran en sus páginas, porque es el único diario que se publica en su lengua, ya que la población vascohablante es tan pequeña que no permite la existencia de otro diario.
Estas impresiones a vuelapluma (se pueden recordar muchísimas más que reducen la vinculación del diario con ETA a niveles tales que demuestran que el cierre y las detenciones no tienen inspiración jurídica sino política) son de dominio público y por supuesto las conocía el juez del Olmo cuando detuvo a esas diez personas y clausuró el periódico.
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