El bien se representa con cara aburrida, dócil, algo babosa;
La figura del mal es ágil, esbelta, vestida de rojo pasión
y saltan chispas de sus ojos
Esta doble imagen nos concita a tratar con desprecio
a quienes no utilizan fórmulas ni ardides
para servirse de otros en su provecho
Los malos son pocos - aunque tengan bastantes aprendices - pero cunden mucho: manipulan siempre y abusan de todos y de todo cuando nadie les pone freno.
El bueno es considerado imbécil: se le supone incapaz de identificar las debilidades ajenas y se le tacha de pasmarote o blando si - reconociéndolas - no las utiliza en su beneficio.
Así crece el tópico: 'el bueno es tonto, el malo listo'; un prejuicio que nos lleva a creer que el virtuoso* jamás podrá igualar al malo en inteligencia, ni en atrevimiento, ni en energía.
No creo en dios y me empeño en tener fe en las personas*: en hombres y mujeres profundamente buenos pero nada inocentes: individuos conscientes de la fibra del alma donde otros se debilitan y que utilizan su serenidad, su autoconocimiento, su deseo de vivir y su vigor no para dañar, sino para suavizar el dolor de quienes les rodean.
1* Virtud de acuerdo con las palabras de M. De Montaigne: 'Paréceme que la virtud es cosa muy otra y más noble que las inclinaciones a la bondad que en nosotros nacen. Las almas de talante ordenado y bien nacidas siguen el mismo proceso y tienen sus acciones la misma apariencia que las virtuosas. Mas tiene la virtud resonancia mayor y más activa que la de dejarse llevar dulce y reposadamente gracias a una feliz naturaleza...' (Ensayos II. Ed. Cátedra, Madrid, 1998; pag.113)
2* Persona según el concepto de V.J.Wukmir: www.biopsychology.org/wukmir/eys/eys.htm
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