La creación del mundo , de Miguel Torga, es un largo relato de tono autobiográfico escrito entre 1937 y 1981. La obra está dividida en seis partes - correspondientes a los seis días de la creación del mundo- y en ella , aparentemente lejos de cualquier pretensión novelizadora, se van recogiendo diversos y sucesivos episodios de la infancia, la juventud y la madurez de un sosias del mismo Torga.
De que se trata de una obra de ficción y no de una autobiografía en sentido estricto - por cierto. . . ¿la autobiografía es o no es una obra de ficción ? - , no hay la menor duda. Para ello no tenemos sino que cotejar algún episodio relatado en la Creación del mundo con las anotaciones coetáneas de sus Diarios. Haciéndolo nos percataremos enseguida de que Torga ha ficcionado muchas partes de su vida , modificando en el relato aquello que, por la razón que fuera, no encajaba bien en la línea narrativa que estaba desarrollando.
En cualquier caso, este fenómeno que tan claramente detectamos en Miguel Torga - y que podría extrapolarse , con la documentación adecuada, hasta el caso de un maestro de lo fantástico como Jorge Luis Borges - se abre a la observación porque contamos con un referente de la vida real de Torga que es su Diario. Sin dicho Diario, en efecto, sería imposible evaluar la ficcionalización que ha llevado a cabo.
Pero nuestro optimismo se puede venir abajo cuando comprobamos que el mentado Miguel Torga no existe en la vida real, sino que es el pseudónimo de un médico portugués llamado Adolfo Correia da Rocha.
Entonces la pregunta que nos podemos hacer es : ¿Quién ha escrito todo esto? Porque resulta que un tal Adolfo Correia da Rocha ha creado un personaje que es Miguel Torga que escribe un Diario que parece servir de referencia a un relato autobiográfico titulado La Creación del mundo... ¡ Ya nos hemos perdido!
La irrelevancia de la pregunta y de la respuesta se muestran en el limitado interés que despiertan salvo para críticos o historiadores de la literatura . Porque... ¡ Qué más da quién lo haya escrito ! Quien se acerca a un libro espera de él vida, descripción y reflexión, y le da igual quién lo haya escrito mientras el libro vibre entre sus manos y haga vibrar alguna parte de su cerebro y de su corazón.
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