ISSN 1578-8644 | nº 36 - Febrero 2003 | Contacto | Ultimo Luke
Ahopetik
"Programa de mano"
alfonso garcía de la torre

El organizador del concierto considera que el producto debe estar bien servido. Para ello cree imprescindible tener un detalle con la audiencia. Informar con algo más que el listado de obras a interpretar. Y siendo generosos incluirlo en el precio de la entrada. Son los programas de mano. Los encontramos de todo tipo, desde una simple, pero digna, fotocopia hasta el papel satinado que alcanza un respetable grosor (cosas de la ópera). Ultimamente las imprentas trabajan a destajo. En cualquier caso se trata de uno de los últimos reductos de la información musical en papel. En los discos lo redujeron al máximo tras el paso de aquellas estupendas carpetas del vinilo a la letra microscópica del CD. Y ahora ni eso. La llegada masiva del DVD implica que la pantalla lo contiene todo. No te preocupes, los oculistas seguirán cuidando de nosotros.

Pero el programa no deja de ser una especie de justificación. Un pretexto ante tanto despliegue de medios del espectáculo en directo. La continua búsqueda de un valor añadido a la música. Explicaciones no pedidas en un intento de condicionar la audición. Información útil pero muchas veces superflua. Inestimable ayuda para el crítico. Y mucho más. El guión siempre viene a ser el mismo: texto introductorio de las autoridades que han patrocinado el festejo, extensas biografías de compositor e intérprete, comentarios acerca de las obras, publicidad, etc. Lamentablemente muchos programas no nos hablan de música. Una excelente oportunidad perdida para haber analizado en profundidad lo que se va a escuchar, para trazar otros puntos de vista que no sean las consabidas circunstancias en las que fueron realizadas las obras.

Por otra parte entiendo que la explicación exhaustiva de los procedimientos empleados para elaborar un discurso musical significa un obstáculo para todos aquellos que intentan comprender/disfrutar/sufrir/dormir/ o lo que sea con la música. Quizá habría que buscar un equilibrio, un termino medio en el que la terminología específica empleada no resulte indescifrable para muchos. Aunque nunca viene mal reforzar los conocimientos de aquellos que se autoproclaman melómanos. En el papel siempre hay suficiente espacio para todos. Basta con reducir el espacio dedicado a la foto del solista.

Me encanta coleccionar programas. Aparte del texto se pueden encontrar diseños gráficos fascinantes, ilustraciones, fotos históricas, curiosas poses artísticas, etc. Confieso que no deja de ser un desesperado intento de retener en la memoria algo que se evapora con el paso del tiempo. Un absurdo recuerdo sentimental. Estuviste allí y fue maravilloso. O no. La memoria es muy traicionera y nunca imparcial.

El programa de mano también sirve para aliviar situaciones extremas. Si lo que escuchas te produce sudores, y la tenue iluminación lo permite, puedes distraerte con su lectura. Y si el concierto se alarga más de la cuenta utilízalo como abanico.