ISSN 1578-8644 | nº 38 - Abril 2003 | Contacto | Ultimo Luke
El abismo de la mirada
"Sombras"
txema g. crespo / pradip j. phanse


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Sombras, la sociedad del espectáculo ha reducido cualquier viso de humanidad a puras sombras manejables por la cámara que es capaz de oscurecer el cielo para hacerlas desaparecer. Y como tales sombras que somos así nos tratan. Depende de la distancia: en Irak, sencillamente les limpian el forro; en España, te miran por encima del hombro, con la jactancia de quien conoce razones inéditas para votar lo que el jefe mande. De lo malo malo, aquí te respetan la integridad mientras no salgas a la calle a manifestarte, porque en Bagdad te puede tocar la china cuando estás comprando las verduras en el zoco.

Pero al fin y al cabo, todos somos sombras que manejan los presuntos líderes a su antojo en función del montaje que toque. Si se habla del País Vasco, tendrás que respetar a las víctimas por encima de cualquier otra consideración; si se habla de Irak, las víctimas ya no son tan importantes y tendrás que respetar el petróleo y criticar el autoritarismo de Sadam; y de Arabia Saudí, Corea del Norte o India y Pakistán, mejor no hablamos, que sus sombras chinescas todavía no deben salir a escena. Ya les tocará el turno cuando le decida el ejecutor que maneja los hilos.

Si no hace falta más que recordar las palabras del nazi Goering en los procesos de Nuremberg, como hizo el socialista catalán Maragall el otro día para definir la posición de Aznar y su partido, el PP, (a veces, sorprende la capacidad de algunos políticos para arriesgarse a un futuro autorretrato): “Como es natural, la gente común no quiere la guerra, pero en realidad son los líderes de un país quienes determinan su política y siempre es fácil arrastrarla, se trate de una democracia, de una dictadura fascista o de un parlamento o de una dictadura comunista. Con voz o sin voz, a la masa siempre se la puede hacer que respalde a sus líderes y es fácil, lo único que han de hacer es decir que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y por estar exponiendo al país a un gran peligro. Funciona igual en todos los países”.