Intercambiar impresiones con el pintor Rafael Bestard resulta habitualmente fácil; por cada idea sugerida, un torrente de frases por respuesta. Sin pensármelo dos veces, me cito con Rafa en un decadente cafetín de Génova, y antes de que nos traigan las consumiciones comprendo que esa, precisamente, será la pauta de la presente entrevista: Diez ideas por cada concepto que yo le apunte. Recientemente visité su última exposición en la galería Horrach Moyá de Palma, 17 óleos sobre tabla realizados durante los últimos 12 meses, tan impactantes en las distancias cortas como todo lo que de él he visto hasta ahora, incluido el trabajo con el que participó en la última convocatoria del Artíssimo (Turín). Las fotografías en las que se basa también son suyas; el nexo común son las personas, pero, ¿cuál es su intención al retratarlas? ¿el realismo, la penetración psicológica, la ironía? ¿no serán, quizás, un mero alarde técnico?
Rafa, hablemos de intenciones. ¿qué buscas cuando te planteas un retrato?
Realmente no me interesa aparecer como retratista, me interesa captar a los demás, al otro. Claro que, ¿quién es el otro? En principio es quien es distinto a uno mismo, aquel con quien nos cruzamos cada día. ¿ O es que acaso nos hemos homogeneizado tanto? Lo que busco tiene que ver con la identidad del sujeto. Me gusta verlo como un documento y también como una reflexión sobre el individuo. Lo más importante de uno es lo que le define como tal. Si algo está amenazado hoy es la individualidad.
Supongo que aquí podríamos empezar a hablar de las apariencias...
Sí. Todo el mundo quiere aparentar algo y en realidad aparenta otra cosa, y eso es lo que la gente ve. Ves gente por la calle y lo que notas esencialmente es la grieta. Es realmente extraordinario que nos hayan sido dadas estas peculiaridades. Y no satisfechos con lo que nos ha sido dado, creamos todo un aparato. El disfraz que usamos nos sirve de signo para que los demás piensen de nosotros de cierta manera, pero hay un punto entre lo que quieres que la gente sepa de ti y lo que no puedes impedir que se sepa de ti. ( Son palabras de Diane Arbus, me especifica). Toda pintura tiene que plantear una cuestión al espectador, el que mira genera gran parte del significado. Pero en la imagen se ha de sugerir alguna pauta para su interpretación. Si no, su posible significado se pierde entre un montón de posibilidades. Un proverbio chino dice que se llega a la fascinación a través del aburrimiento, y yo creo que es cierto. No escojo un tema por el significado que tiene para mí. O por lo que pienso de él. Simplemente lo escojo. La elección de la imagen y el tratamiento que le doy manifiesta lo que siento por el sujeto, su significado. En el gesto busco lo más fugaz, el pálpito, lo que da la sensación de carne viva. Alguien dijo que lo más profundo que tenemos es nuestra propia piel. Por otro lado, siempre he pensado que el realismo consiste más en intentar ser objetivo que en serlo.
No se puede pretender que desde la concepción de su mundo y del arte de su época - por 'acertada' que esta sea- un artista siga un proceso encadenado y lógico, narrable, desde el concepto inicial hasta la obra final. Pero sí es exigible un alto grado de coherencia y honestidad en los conceptos, tanto más que en la formalización y presentación de la obra. Tan criticable y fatuo es justificar una bobada porque esté muy bien hecha como defender una chapuza por los elevados conceptos que la animan. No me parece gratuito recordar que en las artes plásticas lo que queda son las obras y que el concepto, la interpretación, es algo terriblemente volátil.
¿Diane Arbus, Rafa?
Era una fotógrafa norteamericana considerada como una de las mejores del siglo XX. Se especializó en retratar a gente singular, y con el tiempo llegó a crear una fascinante galería de tipos raros. Los fotografiaba en la calle, en sus casas, en basureros, en bares de mala muerte... Son fotos muy perturbadoras, espontáneas y profundas a la vez. Se suicidó en Nueva York en 1971.
Estudiaste BBAA en la facultad de Barcelona. ¿Quién crees que ha influido en tu manera de pintar, qué artista, qué pensador, qué tipo de obras? Acabas de mencionar a D. Arbus...
Todos y ninguno. En esto del arte, cuando dejas de ser un diletante o bien tienes ideas propias o no vas a ninguna parte. Por supuesto que para llegar a ello sigues un camino en el que tienes influencias, tanto positivas como negativas -ejemplos a seguir y ejemplos a evitar- En definitiva, muchas pruebas y tanteos que no te acaban sirviendo de nada, pero aprendes a mirar y buscar en todas partes. En cualquier caso, yo no me considero heredero de nadie, y lo que es más: creo que mi obra actual se define más por lo que no es que por lo que es. Por ejemplo si digo que no es fotografía la defino mejor que si digo que es pintura. Son documentos sobre la realidad que no pretenden descubrir la 'estructura de la realidad'; simplemente la muestran.
Ya que hemos hablado de intenciones y apariencias, hablemos del medio, de las sensaciones visuales y de la dificultad que entraña plasmarlas.
Es muy importante que la técnica se adapte al contenido que se quiere mostrar. El proceso implica una cierta exactitud. Nunca somos tan rigurosos con nuestra percepción del mundo como lo es la cámara. En mi caso la fotografía es una parte esencial, no un mero apoyo técnico. La pintura recrea la imagen y le aporta un grado de énfasis, la hace única, y no sólo en sentido cuantitativo. La perfección técnica es imprescindible. Como artista me dominan las sensaciones visuales. La principal razón por la que me valgo de la pintura es que me permite elaborar toda la imagen. Personalmente intento que éste sea un proceso objetivo, el resultado de colocar detalle tras detalle sin seleccionar previamente. Así, el proceso pictórico es forzosamente lento, pero también se crea una intensa familiaridad con la obra. En cuanto a la minuciosidad de mi trabajo, esa búsqueda de la perfección que unos me alaban y otros me critican... ¿Qué quieres que te diga? no me quedo ni con unos ni con otros. Ambos me están prejuzgando, y por tanto equivocándose, unos viéndolo como maestría y esfuerzo y otros desde el tópico del negocio del arte. ¿Que significa tanta 'feieneta' si no hay nada más?. ¿Qué es lo que no se ha mercantilizado hoy en día? Mis esfuerzos han perseguido un fin diferente del que me suponen tantos tópicos. Necesito hacer así mis obras porque quiero una pintura que supere la condición de tal: si sólo es pintura no me interesa. Trabajo el y sobre el aspecto de las cosas porque estoy seguro de que es lo más revelador. No sé si esto es un gesto inútil, en todo caso los resultados - los de esta exposición y los que han de llegar- lo decidirán. Eso es algo que no es predecible aunque algún indigente intelectual lo crea. De lo que sí estoy seguro -y la experiencia lo demuestra- es de la inutilidad de refugiarse en los manierismos formalistas más o menos decorativos que pueblan tanta y tanta pintura boba.
Ya hemos hablado del medio. También hemos tanteado el contenido. Es momento de hablar de la naturalidad de tus retratos.
Sí. Me interesa mucho eso que se llama la naturalidad. Una cierta banalidad en las situaciones crea un efecto positivo, puesto que permite que el sujeto se relaje. Que ambos son sintamos cómodos es fundamental. Por otro lado, al apartarse la sospecha de lo trascendental aflora algo muy íntimo de la personalidad del sujeto. Eso crea en la imagen una sensación de verdad. La parte más importante de la exposición que visitaste en Palma es lo que he dado en llamar el Proyecto OK. La idea de partida era tomar fotografías con ese gesto determinado hacer unas gafas o un monóculo con las manos frente a la cara- y empezar a trabajar en ello. La elección de ese gesto y no otro fue casual, también había previsto otras posibilidades. Creo que la iniciativa resultó un éxito porque le da unidad al conjunto, a la vez que resalta más las diferencias entre los rostros, aportando al mismo tiempo un toque humorístico. La mano y la forma de realizar el gesto son en cada caso tan distintivos como la propia cara.
¿Hablar ahora de sentimientos te parecería muy osado?
No, me parece perfecto. Parte del problema reside en la desazón que nos produce sentir evitando caer en el sentimentalismo. Es una actitud que termina por ocultar al verdadero sentimiento. Pienso que el arte debería suscitar el sentimiento. Hay algo de terminal en toda actitud fingida que envejece rápido e irremisiblemente. Lo peor del sentimentalismo es que entorpece la creación, el nacimiento de algo nuevo. Por otro lado, me gusta distinguir lo sentimental de lo sentimentaloide. Esa es otra razón por la que a menudo me interesa provocar las situaciones. Quiero decir que lo que me puede afectar a mí también puede afectar al sujeto. Si no se soluciona de alguna manera, aun siendo objetivo, la experiencia puede quedar igualmente teñida de afectación. Pienso que se ha de intervenir en el momento y en el contexto de la experiencia, aunque también sería posible hacer uso de una actitud afectada. Entonces la experiencia se convierte en algo así como la disección de un fingimiento. Hay cierta ironía en ello. Aunque hay que matizar bien el límite entre la ironía y la crueldad. La crueldad ejerce una presencia negativa, es tan dañina como el sentimentalismo.
¿Crueldad, Rafa? ¿No estarás pensando en los críticos de arte? (En realidad estoy bromeando, pero él me toma en serio)
No, no va por ahí. Me refiero a la crueldad por parte del artista. En cuanto a los críticos, creo que su papel en el arte contemporáneo se aleja cada vez más de los parámetros de adulación o crueldad, aunque tienen, evidentemente, sus filias y fobias. De hecho estamos en una época de redefinición de papeles.
Jasper Johns decía que el mensaje es aquello que uno no puede evitar decir. ¿Qué te parece el presente posicionamiento del colectivo artístico frente a la guerra, el desastre del Prestige (calamidad según Aznar) y el terrorismo?
Como individuos y como colectivo todo el mundo tiene el derecho a manifestarse. ¿No es ése el principio de la democracia?. Lo que no tendría sentido es intentar verle el lado 'artístico' al asunto. Esas acciones entran en el campo de lo sociológico, de lo político, de la actualidad. Una obra de arte no está por otra cosa que ella misma. Lo que 'no pueden evitar decir' pertenece a otro campo que no es el del arte. Por la propia esencia de nuestro trabajo individual, autoreflexivo- los artistas somos difícilmente definibles. Como colectivo, quizás manifestemos algo que muchos tienen o tenemos en común: cierto tipo de patologías del ego. Por eso mismo no suelo participar en estos actos; por pudor y porque creo poco en las protestas. Todo este circo no tiene nada que ver con la naturaleza de los posicionamientos, que suelen ser demandados por agentes externos, y aún menos con que se esté a favor o en contra de lo que está sucediendo.
Considero que llegados a este punto la obra debe de empezar a hablar por sí misma. Con ella os dejo; es nuestra manera de guiñaros un ojo, de compartir este café con vosotros.
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