Sección: LITERATURA
Serie: Leer a oscuras
Título:
Una de vampiros
Autor: Borja de Miguel
e-mail: borja@espacioluke.com

nº 31 - Septiembre

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En España se editan anualmente unos sesenta mil títulos e, inevitablemente, los libros pasan como hojas que se lleva el viento por las estanterías de las librerías. A pesar de ello algunos nombres aguantan los envites de las modas y del sector y su obra se va reeditando con cierta regularidad, lo que es señal de calidad literaria la mayoría de las veces. Éste es el caso de Julio Cortázar, el escritor argentino autor de Rayuela, Historias de Cronopios y Famas, Bestiario y otro sin fin de títulos memorables que ya apenas nadie desconoce (aunque quizás ahora esté siendo un poco optimista).

Sin embargo, hay un título que poca gente conocerá –hasta hoy había permanecido inédito en España- y que es el de un pequeño libro escrito en 1975 que hoy ve la luz en este mercado: “Fantomas contra los vampiros multinacionales”. En él, Cortázar –el protagonista de esta historia-, lee un cómic de Fantomas en el trayecto de tren que une Bruselas con París. A su vez, en este cómic extrañamente aparece el propio Cortázar como un personaje más y la cosa empieza a complicarse: Fantomas comienza a intervenir en la vida de su lector –se le aparece en el apartamento rompiendo siempre la ventana- y tanto lo que va sucediendo en el cómic influye en la vida real como lo que Cortázar hace en la vida real modifica el desarrollo del cómic. El libro se convierte así en una especie de lugar indeterminado entre la realidad y la ficción –tan característico de Cortázar- y entre las páginas de texto se cuelan viñetas, dibujos, recortes de periódico, collages..., lo que refuerza el efecto de nebulosa y hace de ésta una obra curiosa –más aún si se tiene en cuenta el año en que fue escrita.

El argumento: Fantomas contacta con Cortázar y otros escritores célebres (Octavio Paz, Susan Sontag y Alberto Moravia) para luchar contra el poder maligno de las multinacionales que amenazan con sus prácticas a toda la Humanidad. Estos escritores, tras llegar a entender cómo coexisten el mundo del cómic y el de la realidad –del texto-, tratan junto a Fantomas de vencer a las multinacionales. Pero todos sus intentos son vanos: los enemigos son demasiado poderosos y se regeneran con demasiada rapidez. Ni ellos ni Fantomas son capaces de detener a las multinacionales. Con todo esto, Cortázar parece decirnos que no se puede seguir esperando a que un super-héroe venga y nos solucione los problemas, que es la sociedad entera la que ha de pasar a la acción y actuar unida para que el mal no venza sobre los hombres. Pero esta solución no se ve en el texto, sólo se llega hasta el fracaso estrepitoso de Fantomas que termina desapareciendo apesadumbrado por los aires, entre las chimeneas de la ciudad... Y después, en un anexo que sigue formando parte del relato, el Acta del Tribunal Rusell II.

En 1974 y 1975, Cortázar y otras personalidades como Lelio Basso, Gabriel García Márquez, Armando Uribe, François Rigaux, Albert Soboul y tantos otros, participaron en el Tribunal Rusell II que se celebró en Bruselas con el fin de analizar la situación socio-política de los países latinoamericanos y buscar soluciones prácticas a sus problemas. Como resultado, el acta de aquella reunión condenaba a gobiernos (el brasileño, uruguayo, chileno, estadounidense, especialmente a Henry Kissinger por su responsabilidad en el golpe de Estado fascista en Chile...), multinacionales (I.T.T., Anaconda, Kennecot) y servicios de inteligencia (CIA, DEA) como responsables de graves abusos a los derechos humanos así como de corrupción. Seguramente Cortázar, que sabía que lo más probable era que todo aquel esfuerzo quedara en un par de noticias en los periódicos y que en pocos días todo cayera en el olvido, ideó el escribir un relato en el que de alguna manera -dado que el reconocimiento de su nombre facilitaba mucho la difusión- el Acta de aquel Tribunal llegara a las máximas manos posibles. Unas manos que, por otro lado, serían las idóneas para recibir esa información.

Como resultado, este libro que ahora se edita en España y que casi siempre ha sido olvidado dentro de la bibliografía del autor. Literariamente no es quizás un gran libro, y está claro que no es una de las obras principales del escritor, pero sí merece la pena destacar cómo una vez más Cortázar trata de meterse, a través de sus ficciones, en la vida real, cómo intenta que ese espacio que hay entre el papel y el resto de nuestro entorno se rompa y aparezca una nueva realidad donde las cosas sean, o al menos puedan ser, de otra manera. Es remarcable esta escritura de ideales fuertes, que no tienen por qué ser siempre políticos pero que se caracterizan por su ansia de cambio, de evolución, de búsqueda, de mejora... Ansia de encontrar a través de la literatura siempre algo más.

Quizás hoy, si viera todo lo que está pasando en su país (también en su continente y en todo el planeta), Cortázar escribiría una segunda parte, algo así como “Fantomas contra los vampiros políticos” o los “vampiros financieros”. En el fondo algo no muy diferente a la primera parte. Aunque quizás no, quizás no escribiría nada ya que parece ser que, por mucho que pasen los años, las cosas nunca llegan a cambiar. Quién sabe, es posible que llegue un día en el que toda la sociedad se una, levante su voz y actúe en defensa de sus propios intereses, que son los del mundo, sin importarle a quién y qué haya que derribar..., pero eso sí que es literatura fantástica.