Sección: CINE
Serie: Sueños en la caverna
Título:
"Tres joyas argentinas"
Autor: Alex Oviedo
e-mail: alex@espacioluke.com

nº 31 - Septiembre

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Me gustaría comenzar este artículo con una sencilla pregunta: ¿Qué pueden tener en común tres películas tan distintas como "Nueve reinas", "El hijo de la novia" o "El mismo amor, la misma lluvia"?

En principio la respuesta es obvia: las tres están realizadas en Argentina, con actores y directores argentinos, y con el país sudamericano como transfondo. Pero hay además otro punto en común que las hace diferenciables: en las tres, el protagonista principal es Ricardo Darín, un actor capaz de pasar de la sonrisa a la lágrima en un único e intenso primer plano, de mostrarnos esa magnitud de registros que sólo poseen unos pocos elegidos, un actor que transmite sensaciones, seduce, engaña, al que odias y al que quieres, pero que en ningún caso te deja indiferente.

Pero hay también otro elemento común, quizás menos evidente pero igual de importante. En estas películas los personajes hablan, se relacionan, se emocionan, sufren desengaños, viven como nosotros mismos podríamos hacerlo. Son historias sencillas, tiernas, desarrolladas con pocos medios pero con actores que se entregan, a los que la cámara adora, y cuyas reacciones son tan creíbles como la realidad que transmiten.

Los personajes tienen dudas, miedos, rencores. Son capaces de mostrar su lado más mezquino y a la vez dejar un hueco a la bondad, a la ternura. Personajes sometidos a su condición de seres humanos y como tales inmersos en una sociedad que los controla, que los transforma, que puede con ellos o que los moldea a su antojo. Y aún así, capaces de sacar un rasgo que los diferencie o que los equipare con nuestras propias vidas, tan parecidas, tan distintas, tan reales como las suyas.

"Nueve reinas", las treinta horas en la vida de dos rateros que creen descubrir el golpe de su vida, es un historia llena de talento, desbordante de ingenio, sorprendente por la interpretación tanto de Ricardo Darín como de Gastón Pauls, y por el ritmo que su director, Fabián Bielinsky, es capaz de dotar a unas imágenes cargadas de engaño.

El realizador de las otras dos joyas de las que hablamos es Juan José Campanella. Sus películas están repletas de sensibilidad, de emociones, de amigos leales, pero también de problemas de pareja, crisis, paro, revueltas sociales...

"El hijo de la novia" es una mirada lúcida sobre el amor, el matrimonio y las relaciones desgastadas por el tiempo, una mirada obtenida a partir de la del padre que pide a su hijo que le ayude a preparar su boda.

"El mismo amor, la misma lluvia" muestra los encuentros y desencuen-tros de una pareja a lo largo de veinte años, dos décadas en las que se describe el devenir de los personajes pero también de toda una sociedad convulsionada por el ritmo de su propia Historia.

"Nueve reinas", "El mismo amor, la misma lluvia" y "El hijo de la novia" es cine del bueno, con mayúsculas, de ése en el que el espectador disfruta y sufre, ríe y llora, en el que el argumento es pieza fundamental en el desarrollo de la acción, que narra vivencias, que describe el lado más miserable pero también más hermoso del ser humano. Cine que se aleja de las promociones y de las campañas de márketing de las majors para publicitarse gracias al boca a boca de unos espectadores emocionados. Cine que está hecho con cariño, dedicación, gusto y sensibilidad. Cine para ver una y mil veces.