Sección: OPINION
Serie: ---
Título:
101 Mil dálmatas
Autor: Luis Arturo Hernández
e-mail: luisar@espacioluke.com

nº 33 - Noviembre

Página de inicio
Literatura
Música
Arte
Opinión
Arquitectura
Cine


Números anteriores
Tablon de anuncios
Enlaces
e-mail

Las aún recientes declaraciones del cantante vasco-español Paco Ibáñez, donde tildaba de perros a las presuntas 100.000 personas que se manifestaban el 19 de Octubre por las calles de San Sebastián “Contra el Nacionalismo Obligatorio”y a favor de la Ciudadanía Constitucional, han suscitado encendidas reacciones a favor y en contra que han logrado rescatar del olvido la figura del viejo ¿cantautor? anti-franquista en vísperas de una gira en homenaje a José Agustín Goytisolo.

Que alguien que “luchó” contra el Franquismo ladre así contra una manifestación que clama al cielo -nacionalista- Libertad, aunque fuera incluso por la apropiación indebida de algunas de sus canciones como banda sonora de la Concentración inicial convocada por la Plataforma ¡Basta ya!, sólo se explica como el resentimiento de un totalitario que no acaba de aceptar la derrota histórica del socialismo real -realizado en el Estalinismo- y encuentra compañeros de su viaje a ninguna parte en la resistencia residual y terminal de un autoproclamado nacionalismo revolucionario.

GAVILÁN O PALOMA

Columnistas y contertulios constitucionalistas se escandalizan de semejante traición, cacarean su ingenua fe pretérita en un juglar de las libertades y hacen encaje de bolillos para delimitar hasta dónde son dignas de respeto las canciones-himno salmodiadas por el intérprete y a partir de dónde “se equivocó la paloma” -que resultó ser gavilán-, y por ello habríamos de romper en pedazos los discos –de trasnochado vinilo- de Paco Ibáñez.

Craso error éste de identificar al intérprete –y aunque fuera el compositor- con el “yo poético” cuando se trata de la expresión lírica, confundiendo al autor con la voz fingida, lo mismo que se perseguía a los cómicos por las felonías de los personajes en el siglo de Oro tomando al actor por el villano de la comedia –como sabe hoy cualquier bachiller-, aunque Ibáñez siempre haya apostado por autores simpatizantes de los totalitarismos del momento, desde el Contra-reformismo de “alienados” como los Góngora o Quevedo al Comunismo de Alberti, Celaya, Hernández, Otero, Goytisolo et alii, enajenados por el sueño de la sociedad sin clases. Confusión que busca responsables empíricos, de carne y hueso, a quienes poder atribuir la falta o el delito de expresión, como en el caso más escandaloso aún del proceso al novelista Houellebecq por injurias del narrador –primer personaje de toda novela- o de algún otro de los personajes en su polémica “Plataforma” contra la estúpida religión islámica.

Otra cosa es que la deriva del Totalitarismo, en tiempos de democracia constitucional, nos revele a las claras que tuvimos como compañeros de viaje en la oposición o la lucha contra las Dictaduras a totalitarios –si es que no lo fuimos nosotros mismos- cuyo sueño era una Dictadura de Orden inverso y del que en su día se beneficiaron las Democracias.

Por lo demás, si el verdadero motivo de tan desafortunadas manifestaciones verbales es el amor propio por haber sido “instrumentalizado”, sin autorización previa, por unos infelices que creían estar sirviéndose de unas canciones que son ya del acervo popular -y han dejado de ser de su autor para hacerse del Pueblo-, no tendría el acerbo cantante sino haber invocado los derechos de reproducción y emisión garantizados por la ley en vigor –que es la que lleva la voz cantante en estos litigios-, en vez de acudir a la injuria que invoca la jauría, con la hiriente carga de connotaciones represivas del Franquismo.

101 MIL DÁLMATAS CONTRA RESERVOIR DOGS

Más allá de que cuadre o no la contabilidad de los integrantes de dicha manifestación –100.000 asistentes, 1000 muertos-, y del dramático y pirandelliano conflicto identitario –“Uno, ninguno y cien mil”-, la manifestación de la Plataforma ¡Basta ya! –y hoy va de Plataformas anti-totalitarias- en pro de la ciudadanía constitucional sirvió el mismo día 19 de Octubre –Día contra el Cáncer-, como reconstituyente para 101 mil dálmatas -y sus “perros de prensa”- frente a la sesión continua de Reservoir dogs -o perros de presa-, azuzados por una Cruella de (garrote) Vil que en un enfrentamiento civil -de lo más vil- y servida por sus rufianes –de noche todas las camisas son pardas- aspira a hacerse con la piel de unos hijos de perra –dálmata- el mapa de su nueva matria, un rompecabezas –de tiro en la nuca- hecho de retales y remiendos históricos de la piel de toro que, al igual que la antigua provincia dálmata, se pretende aberración -¿aberri ala hil?- balcanizada.

El can Cerbero de la voz de cascajo, a las puertas del Infierno de Euskal Herria, ladra -“A galopar, a galopar, hasta enterrarnos en el mar”-, luego cabalgamos, amigo Sancho.