Sección: ARTE
Serie: Del interés del arte por ...
Título:
Del interés del arte por el espacio
Autor: Kepa Murua
e-mail: kepa@espacioluke.com

nº 33 - Noviembre

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De inmediato la superficie. De pronto lo que no se veía se alza ante los ojos. Lo que se presentía aparece como una visión sorprendente. Lo que no se sabía se intuye sin poder definirlo con palabras. No se busca la explicación sino el entendimiento. Todo es grande y nada es poco. Ante la inmensidad la humildad de quien se atreve a descifrar su misterio. Ante el detalle el sentimiento que nos dice si podemos ser algo. El paisaje con su movimiento si abrimos los ojos ante los objetos por donde transige el hombre su inconformismo. El remolino de la calma cuando el arte no es gran cosa frente al dilema del mundo. El artista lo sabe. Abre una ventana y pasa la tierra su golpe más rudo. Abre su alma y ve el paraíso inconfundible que sustenta al hombre con la lentitud y el aroma del infinito. Una cosa es numerar los objetos para medir el tiempo inconmensurable y otra, ser consciente de la insignificancia que nos embarga a la hora de descifrar el paisaje con nuestras manos. El pintor perfila el azul del cielo, el escultor traza la medida del matemático, el artista moderno rechaza la locura del astrónomo, el solitario se desvive por no entender nada si peligra su felicidad momentánea. El filósofo busca la fotografía de un dios entre los escombros de la nada. El espacio más allá del espacio es el juego perverso que hipnotiza a quien siente la nada cuando el tiempo dibuja su cuerpo humano. El artista lo sabe. Porque el arte reside en la humildad del atrevimiento a la hora de enumerar las cosas que nos rodean, el peligro radica en creer sólo aquello que ven tus ojos. Una mano, un torso, una mesa con los lápices ordenados, un libro, un cenicero vacío, y una ventana que se abre al paisaje allá donde la vida no tiene fondo.