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Parece que ahora todo es Next. A pesar de que no forma parte de la Next Generation, Alessandro Baricco ha titulado su último libro un interesante y ameno ensayo de menos de cien páginas y letra grande- Next, seguido de una cada día menos necesaria aclaración: sobre la globalización y el mundo que viene. Y es que parece que nos hemos puesto todos de acuerdo para entender la palabra Next así. El libro comienza desde la más absoluta ingenuidad. Ante el desconcierto que le produce a Baricco la palabra globalización, decide salir a la calle y preguntar a familiares, amigos y cualquiera con quien se cruce qué significa para ellos esa palabra. Las respuestas todas parciales, falsas y ciertas a la vez, como no podría ser de otra forma- sirven para introducir al lector en sus reflexiones. Obviamente, Alessandro Baricco no es tan ingenuo como pretende y sabe perfectamente hacia dónde nos lleva. Lo cierto es que ya nadie se plantea la globalización como un tema ajeno a la vida misma. La globalización está en nosotros, no se trata de estar a favor o en contra sino de manejarla para que nos lleve al mejor lugar posible. Baricco en esto acierta, y consigue transmitir un espíritu de colaboración que intenta hacer que seguidores y detractores se den la mano. Incluso es optimista respecto a las amenazas principales de este proceso: el incontrolable poder de las marcas y la homogeneización cultural. Ante estos temores fundados-, afirma que Habría sido igualmente lógico, hace doscientos años, prever que de seguir con el mismo ritmo de crecimiento demográfico y económico, en doscientos años íbamos a acabar sepultados por la mierda de caballo. Lógico pero estúpido. ¿Y no estamos acaso de mierda hasta el cuello? No hay más que mirar la capa de ozono o los polos. A pesar de que algunas de las reflexiones del ensayo pueden ser cuestionables, otras son realmente interesantes y apuntan al único camino lógico que aún nos queda libre: conocernos a nosotros mismos (y no dejarnos engañar por la dualidad buenos/malos). Hablando de las amenazas mencionadas, dice que el hombre mantiene con esos posibles desastres una extraña relación, indeciso entre la resistencia pura y simple y el instinto de subirse sobre la fuerza de los mismos para construirse escenarios mejores. Simplificar todo, descubriendo un choque sin alternativas, es inútil y nocivo. A los anti-globalización propone dejar de defender un presente que ya no existe y a los pro-globalización les dice que ésta, tal y como nos la están vendiendo, no es un sueño equivocado: es un sueño pequeño. ¿Qué nos queda entonces? Su respuesta es también ambigua: alcanzar una globalización «limpia» a través de una especie de revolución cultural. Es lógico todo lo que dice Baricco en su ensayo, y hasta puede que cierto. Desde que apareció el primer hombre, la Humanidad se está globalizando y quizás no haya que ser tan receloso con los cambios. La globalización tiene su razón de ser, tiene sus ventajas y puede ofrecernos un futuro excepcional. Pero, mientras tanto, algunos pocos se están haciendo de oro. |
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