Parece que el mundo no anda muy bien. Cada vez las voces de más personas y organizaciones –y hasta nosotros mismos nos damos cuenta, quizás de una forma más intuitiva- se levantan para echar en cara el estado en que están ya muchas cosas. Entre las más preocupantes, la ecología, la desigualdad económica, los conflictos bélicos, la explotación infantil..., y lo más sorprendente de todo: la situación emocional de los ciudadanos de un mundo privilegiado (el occidental) en el que a pesar de disponer de más bienes de consumo que nunca los niveles de insatisfacción y frustración no tienen precedentes. ¿En qué ha cambiado la vida durante este fin de siglo que cada vez nos cuesta más manejarnos? ¿Y cómo afrontar el reciente siglo XXI? Como autodefensa ante un mundo lleno de contradicciones y falsedades, la solución fácil: prozac. Pero no sólo prozac: sin llegar a los extremos de internamientos o suicidios, encontramos síndromes como adicción al trabajo, al sexo, uso compulsivo de internet y otras tecnologías que más que fomentar la comunicación incomunica, consumismo exacerbado y actitud espectadora ante la vida, refugio en la superficialidad y fugacidad de las cosas, involucración en grupos estándares en detrimento de una posición y actitud personal... En cierta medida podría llamarse también a todo esto prozac: un intento de adormecer artificialmente las consecuencias dolorosas del estilo de vida que rige en occidente. Más bien, mirar hacia otro lado.

“Síndromes modernos”, el último libro de Juan Carlos Pérez Jiménez, hace un repaso de estas nuevas realidades que hoy nos tocan vivir y que, muchas veces sin que nos demos cuenta, nos producen tanto la fascinación como la insatisfacción y miedos de los que seguimos sin conseguir librarnos –incluso parecen incrementar- a pesar del todopoderoso progreso. En una época en la que las nuevas realidades tienen una capacidad y un alcance mayor que nunca y se basan en su fuerza inmediata y su fugacidad, éstas se convierten en un arma de doble filo y sus consecuencias pueden llegar a ser devastadoras para algunos. O gloriosas para otros. En el libro, estos temas -desde la tecnología digital, los trastornos de la abundancia o la adicción audiovisual, hasta la moda de las emociones, las tendencias poshumanas, la inteligencia artificial, el McMundo o la antipublicidad…-, van apareciendo a lo largo de unas páginas que, a pesar de que no pretenden ser axhaustivas, dan una imagen bastante completa y clarificadora de lo que comporta vivir hoy y aquí. La intención es básicamente divulgativa y, aunque es inevitable una cierta involucración del autor y la aportación de pequeños granitos de arena, el grueso ideológico proviene de pensadores y movimientos ya consagrados. Construído con apartados cortos que se sumen en otros mayores, la lectura es ágil y entretenida sin caer en la banalidad, aunque es cierto que los interesados en profundizar en alguno de los temas deberán acudir a las fuentes de referencia que están escrupulosamente citadas en cada pie de página. Como acierto principal, una buena selección de autores y textos de referencia y una adaptación de estas ideas a las realidades más actuales y próximas: encontramos desde la “Inteligencia emocional” de Goleman y diversos trabajos de David F. Noble o Turkle hasta referencias a Matrix, el 11-S, Kubrick o anuncios conocidos de televisión.

Juan Carlos Pérez Jiménez nació en Málaga aunque actualmente vive en Madrid. Obtuvo el Premio de Ensayo de la Junta de Extremadura 1999 con su libro “Futuro.com: Utopía y paranoia ante las nuevas tecnologías”, y es autor de otros títulos como “La cultura audiovisual” y “La imagen múltiple”. Ha trabajado para la Revista Occidente, Revista Latinoamericana, El País, TVE, Telemadrid y Radio Nacional de España, entre otras compañías. Actualmente es jefe del Departamento de Promociones de Telecinco, lo cual no deja de desconcertar un poco, después de las ideas que apoya en su libro.

Con este ensayo –“Síndromes modernos”- Pérez Jiménez trata de construir una buena guía o catálogo de realidades importantes de esta época más que dar unas soluciones que afirma no tener y que posiblementa nadie tenga hoy en día. Una recopilación de reflexiones que invitan a pensar “cuáles son nuestras prioridades de fondo y si nuestra actitud es la que realmente nos interesa a nosotros o si estamos funcionando como peones de una partida en la que no tenemos el mando.” En una sociedad en la que se fomenta el no pensar por uno mismo, el adquirir roles y valores ajenos y estándares, y el seguir empujando la rueda sin cuestionarse seriamente las cosas nunca está de más un libro que proponga un alto en el camino y una reconsideración de todo. Aunque hay que tener cuidado, porque esto se está convirtiendo ya en una nueva moda y nos encontramos con superventas del anticonsumismo como Manu Chao o No Logo, y es que la globalización, quién sabe cómo, termina absorbiendo en sus filas a sus más aférrimos enemigos.

De todas formas el texto es recomendable por lo próximos que estamos todos a él, porque habla de nuestro entorno, nuestra realidad y nuestra forma de pensar y vivir. Lo difícil, como siempre, empieza una vez se cierra el libro: pasar de la teoría a la práctica.