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Se hace camino al andar dice la canción de Joan Manuel Serrat. Pero no sin equipaje. El beato Josemari (Escrivá de Balaguer) ya había certificado años antes que sin cilicio no camina ni Dios. Era allá por los años duros del siglo XX español, cuando el Caudillo estaba en sus mejores momentos por decirlo de alguna manera. El éxito del tema de Josemari fue tal que triunfó como Dios manda. Como un milagro de los de antes, Escrivá ha concluido su camino a la santidad en un plis-plás. Afortunadamente no todos los caminos a la gloria ofrecen estos inconvenientes de la flagelación y demás ejercicios físicos en los que, encima, está prohibido el placer sexual. Ha habido quien ha alcanzado el parnaso literario con experiencias menos severas. Camilo José Cela, por ejemplo, dio un paso más y reveló sus experiencias viajeras en distintos libros (el mejor, sin duda, Viaje a la Alcarria). Y así descubrió que era imprescindible para llevar un buen camino tener la capacidad de absorber por el culo litro y medio de agua de una palangana (y no de cualquier otro recipiente). Afortunadamente, nos queda Jack Kerouac y su On the road, una de las biblias de cualquier hippy que se precie. Los tiempos están cambiando y el libro huele hoy un poco a pachuli. Pero es una buena novela iniciática, recomendable, eso sí, y tal y como van los tiempos, a partir de los 12 años, que loa chavales vienen muy espabilados. No sabemos con qué quedarnos con tantas guías de viaje. Pero sí se pueden aportar algunas referencias divertidas del libro con el que se abría esta pequeña nota. Las recoge Juan Goytisolo en el texto que sirvió de presentación a su libro Carajicomedia hace dos años en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Una cita de aquella conferencia, ideal ahora que un cura ha salido del armario en Andalucía (entre paréntesis, el párrafo de Camino al que se refiere). Las amonestaciones y consejos del fundador de la Santa Obra propician a cada paso una deliciosa lectura tántrica. ¿Cómo quieres levantar sin Director el alcázar de tu satisfacción (60), pregunta al discípulo. Vamos tú y yo a dar y darnos sin tacañería (468). El espolón de acero se adiestrará así en la amorosa costumbre de 'asaltar' Sagrarios (876). Produce, con tu ejemplo y tu palabra, un primer círculo... y éste otro, y otro y otro. Cada vez más ancho (381). El texto completo está en http://www.arrakis.es/~alois3/2000/955-H_Libido_Camino.html |
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