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La diseñadora bilbaína Miriam Ocáriz se tituló en Diseño de Moda por la Escuela Internacional Lanca, de Bilbao (1990) para posteriormente graduarse en Bellas Artes en la modalidad de Técnicas Gráficas por la Universidad del País Vasco (1992). Durante esos años, tomó parte en diversos cursos y talleres de Artes Gráficas, Técnicas de Fotografía, Marketing y Moda, Manipulación y Experimentación Textil, Estilismo de Moda y Patronaje por Ordenador. Durante 1991, 92 y 93, Miriam y su socia participaron en el Concurso Internacional de Diseño de Expoconsumo (Bilbao), recibiendo el 1º premio en modalidad femenina y el 2º premio en modalidad infantil en el año 91. Repitió premio en 1992. En 1993 obtuvo el primer premio de diseño de figurines, ganando el segundo conjuntamente con su socia. De 1993 a 1998 combina su trabajo de diseñadora con el de profesora de Diseño y Moda en la escuela Lanca. En 1994, Miriam y su socia abren su primera tienda, Monge-Ocáriz. En los años 98 y 99, Miriam colabora con el diseñador vasco de Alta Costura Javier Barroeta. Miriam presentó su primera colección en solitario en 1996, en la Pasarela Gaudí de Barcelona. Desde entonces ha participado en ferias y pasarelas nacionales e internacionales afianzándose como una de las más firmes promesas de la moda española. Cabe destacar el premio LOreal Paris a la mejor diseñadora joven de la pasarela Cibeles obtenido en el mes de febrero de 2002. Miriam, la primera pregunta me resulta casi obligada, ¿cómo llegaste al mundo de la moda? Siempre me ha gustado mucho la ropa, desde pequeña me gustaba elegir y acompañar a mi madre en sus compras, pero no tuve claro que me gustaría dedicarme a ello hasta llegar a la edad adulta. Entonces decidí estudiar BBAA y Diseño simultáneamente, y casi sin darme cuenta me fui involucrando más y más en el mundo de la moda. En Bellas Artes elegí la especialidad de técnicas gráficas, y allí empecé a hacer pruebas de lo que iba aprendiendo en los distintos tejidos, encontrando así la manera de seguir dibujando, que es algo que me gusta mucho, y a la vez diseñar mis propias prendas. ¿Recuerdas la primera pieza que diseñaste? ¿Y qué me dices de la primera prenda que vendiste? No, no me acuerdo, pero sí recuerdo una colección colectiva con mis compañeros de clase, en realidad nuestro primer trabajo. El resultado fue un tanto extraño, pero como experiencia resultó interesante. Ten en cuenta que era nuestro primer año de escuela y que todos teníamos mucha ilusión y muchas ganas. Creo que lo primero que vendí fue una camiseta, aunque a lo mejor fueron unas zapatillas, no sabría decirte. Hace muchos años, cuando aún no me dedicaba a esto profesionalmente, pintaba cosas por encargo. Así gané mi primer dinero. Háblanos de tus inicios, del apoyo que recibiste, de la lucha por hacerte un nombre. Admito que he recibido mucho apoyo moral; mi familia me ha dejado siempre hacer lo que me gustaba, mis amigos han estado a mi lado constantemente, y no puedo dejar de mencionar a mi marido, que soporta estoicamente mi stress y mi falta de tiempo para atender otras cuestiones. Quiero recalcar este punto, pues sé que sin su apoyo muchas veces hubiera tirado la toalla. No creo haber recibido oto tipo de ayudas; a veces he tenido que compaginar mi trabajo en el campo de la moda con otros trabajos que me permitían ir ahorrando para poder invertir en lo que verdaderamente me interesaba . Un diseñador tiene que trabajar mucho, confiar en sí mismo y tener paciencia, sobre todo tener mucha calma y no querer abarcar mucho en poco tiempo para no quemarse. La producción textil en España no tiene buena prensa, ¿qué hay de cierto? A medida que vas vendiendo más, los problemas de producción se solucionan, ya que puedes acceder a más talleres y las posibilidades de elección se amplían. Aún así sigue siendo difícil encontrar talleres que trabajen correctamente y que además sean capaces de servir en las fechas concertadas. Otro tema es el del servicio de los tejidos, que en muchas ocasiones también se demora. Cada vez se aprende más, pero no es menos cierto que al depender de más personas acaban surgiendo problemas con los que antes, cuando prácticamente lo hacías tú todo, no contabas. Colette en París, Urban Outfitters en Londres, Fibo en Tokio o Barneys en Nueva York son algunos de los centros que no han dudado en apostar por tus prendas. ¿Cuál es el secreto para colocar tu ropa en lo que se ha dado en llamar los bastiones superfashion? Sinceramente no tengo una respuesta clara a esa pregunta ya que no conozco bien los distintos mercados. Supongo que el componente manual hace que el producto sea más personal, y eso es lo que ellos buscan: la diferenciación. El estampado se realiza artesanalmente mediante serigrafía, lo que imprime un carácter especial a la ropa ya que confiere un toque de exclusividad a cada prenda. En algunos casos, como el de las camisetas, combinamos la serigrafía con la pintura directa. Actualmente también hacemos estampación textil en pieza. Para mi es muy emocionante comprobar cómo países tan distintos al nuestro y culturas tan diferentes de la autóctona se interesan por mi trabajo. ¿Cómo se atienden los pedidos? Ten en cuenta que a veces es difícil imaginar el trayecto que va desde tu taller hasta unos grandes almacenes en Tokio, por ejemplo. Funcionamos con un showroom en Madrid que se encarga de mostrar la colección a todas las tiendas de España. Se les convoca y allí mismo hacen sus pedidos. Para los pedidos internacionales, acudimos al Workshop de Paris. Una vez tenemos todos los pedidos, hacemos el recuento de las cantidades por modelo y color y comenzamos a producir en función de la demanda. El show de las pasarelas. Moda de inspiración talibán, modelos que desfilan encapuchadas, vírgenes del Rocío luciendo pantalones, sadomasoquismo.... Parece ser que montar el numerito es la manera más rápida de que los medios de comunicación hablen de un diseñador, sin embargo tú jamás has recurrido a ello. ¿Es necesario recurrir al espectáculo como medio indispensable de promoción? Yo respeto todos los puntos de vista y la visión particular de cada diseñador. No creo que se trate de montar un numerito porque sí, sino que, supongo, esa será su visión del mundo de la moda y su realidad. Hay gente que opina que un desfile tiene que ser un espectáculo; yo no lo concibo así, pero eso no significa que no me interese como alternativa. Sueles hablar de sinceridad en el vestir. ¿A qué te refieres? No estoy segura de haber utilizado ese término exactamente, pero creo que deberíamos aprovechar más las posibilidades que nos ofrece la ropa; es decir, ser más expresivos y utilizar la prenda como elemento de comunicación a nuestro servicio. Creo que en general nos condiciona mucho lo que los demás piensen de nosotros; eso nos coarta. ¿Qué momento está viviendo la moda en España? Creo que en este momento se está dando lugar a un cambio, en el sentido de que se está dando cabida a nuevos nombres, ampliando las propuestas y descubriendo otras posibilidades que hacen que el conjunto sea mucho más rico, variado y sobre todo real. ¿Hay un antes y un después del premio Cibeles? No lo creo. Llevo bastantes años metida en esto y ha habido momentos muy importantes a la hora de tomar decisiones e involucrarme más en mi trabajo. Entiendo que ahora tengo que seguir trabajando lo mejor que pueda, tal y como lo he hecho siempre. Que se te reconozca el trabajo es muy gratificante, te da fuerza y seguridad, pero a la vez te sitúa en el punto de mira, poniéndote a prueba para ver si eres capaz de dar otro paso. Yo concibo mi trabajo como un desarrollo de mi forma de ser , de mis propias contradicciones. Mi objetivo es abordarlas, evolucionar y sobre todo seguir emocionándome con lo que hago. * Nuestro agradecimiento a Christian Ruiz, de la agencia T.vis.T , a Mari Cruz Ugarte y a Miguel Ángel Blanco, de EMSI, sin cuyas intervenciones esta entrevista no hubiera sido posible. |
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