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No es temible la muerte, sino la muerte vergonzosa. Una muerte honrosa puede glorificar aún una vida innoble. Un bel morir tutta una vita onora. Quiero morir de forma singular. Releo el ensayo de Mario Praz sobre la belleza medusea y reparo en la cita de unos versos de Baudelaire que dicen: El amante, jadeando, inclinado sobre su amante, Me estremezco y pienso que eso sí sería un bel morir: dejar de ser en el mismo instante en el que todo fluye y todo reposa en el cuerpo amado. Morir bajo el fuego del deseo y cauterizar con sus brasas las heridas. Morir en cada beso para renacer después siguiendo los ritmos milenarios. Sí, eso sería una bella muerte , poco honrosa tal vez, pero... ¿a quién le importa la gloria? Nunca he creído en la épica heroica de la muerte. Esa ilusión ancestral sólo ha servido para justificar guerra y destrucción a lo largo de la historia. Un engaño más de estados y confesiones religiosas para controlar la voluntad de los individuos. Prefiero, si puedo elegir, una vida plena, llena de placeres y deseos satisfechos, con la que poder honrar a la muerte. |
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